¡Los clubes de coleccionistas de relojes están cambiando el mundo!
Cuando Tom Chng se casó, pidió al fotógrafo que prestara especial atención a las muñecas de los invitados. Sabía que para su día especial, los asistentes lucirían un reloj muy especial. Y es que muchos de los asistentes eran miembros del Singapore Watch Club, que Chng fundó en 2015. Los clubes de coleccionistas de relojes han sido durante mucho tiempo un lugar de encuentro y amistad para entusiastas como Chng, pero últimamente estas comunidades han evolucionado de forma sorprendente.
Los coleccionistas se vuelven parte de la creación
El Singapore Watch Club de Chng, por ejemplo, ha hecho algo más que aumentar la lista de invitados a su boda. En los últimos años, ha colaborado directamente con grandes marcas del mundo de la relojería, como Ulysse Nardin, Hublot y Cartier, en relojes diseñados específicamente para el club y disponibles exclusivamente para sus miembros. El diálogo que el club ha entablado con los relojeros ha sido una especie de calle de doble sentido: Se ha recurrido a los socios para que compartan sus conocimientos y experiencia. Por ejemplo, François-Henry Bennahmias, Director General de Audemars Piguet, se reunió recientemente con el grupo y hablaron de todo, desde los productos hasta las experiencias de los clientes. ¿Relojes exclusivos adaptados a los comentarios del club y línea directa con los CEO? Este club social beneficia tanto al relojero como al coleccionista.
Los fans del Omega Speedmaster llevan una década reuniéndose en los llamados Speedy Tuesday. Los eventos están dirigidos a los fans del reloj, que asisten a reuniones en restaurantes de lujo, escuchan discursos de antiguos astronautas o visitan la sede de Omega para probarse nuevos relojes. Los ejecutivos de Omega también acuden para mezclarse y “ver qué opina la gente de ciertos productos o qué quieren ver”, dice Robert-Jan Broer, quien fundó Fratello Watches en 2004 y puso en marcha Speedy Tuesday en 2012. “Sin duda tienen en cuenta nuestros comentarios”, afirma.
Un esfuerzo conjunto entre el equipo de Fratello y Omega dio como resultado dos relojes y, si le preguntas a Broer, la influencia se ha filtrado en la línea de productos más amplia. Broer no cree que hubiéramos visto el regreso del movimiento calibre 321 de Omega, utilizado en el Omega Speedmaster original que fue a la luna —que recientemente sirvió de inspiración en el MoonSwatch Monshine Gold—, sin la influencia de la comunidad Speedy Tuesday.
El preeminente club de relojería RedBar, que se fundó en Nueva York en 2007 y ahora cuenta con delegaciones en todo el mundo, acoge en sus reuniones a representantes de marcas de relojes que se mezclan y recaban información de los asistentes: “Hay marcas que realmente quieren conocer los comentarios y se los toman en serio, y de hecho han introducido cambios en su oferta de relojes basándose en los comentarios de la comunidad”, afirma Kathleen McGivney, Directora General de RedBar. El nuevo reloj de RedBar con Bamford incluye detalles que McGivney llevaba mucho tiempo deseando: una caja de carbono forjado y una esfera misteriosa, en la que una sola aguja parece flotar. El reloj no habría sido posible sin la existencia de clubes de coleccionistas de relojes como este. McGivney estaba visitando al fundador de la marca, George Bamford, en su oficina de Londres cuando le propuso la colaboración.
Para Collective Horology, con sede en California, las asociaciones de diseño son la razón de ser del club mundial. El ingreso en el grupo está condicionado a la compra de una de sus piezas realizadas en colaboración con marcas como IWC, Zenith y Urwerk. Collective ofrece a los relojeros un incentivo para probar cosas nuevas, así como acceso a un mercado de amantes de los relojes listos para comprar. “[Las marcas están] abiertas a asumir riesgos”, afirma Gabe Reilly, cofundador de Collective. “Tenemos gente que no son sólo entusiastas de los relojes, son compradores cualificados”.
En 2023, los clubes de coleccionistas de relojes puede aportar mucho: piezas exclusivas, influencia, comunidad y, sí, incluso amor. McGivney dice que dos parejas que se conocieron a través de RedBar se han casado. Y para el fundador del Singapore Watch Club, Tom Chng, el día de su boda es la prueba de que los lazos que forman sus miembros no hacen más que profundizarse con el tiempo. “Te puedes imaginar que muchas de esas amistades que nacieron de los relojes”, dice, “ahora se han convertido en algo mucho, mucho más significativo.”
Artículo publicado originalmente en GQ Reino Unido.