La Panamericana

Los retos de La Panamericana para los pilotos Benito Guerra y Fernando Urquiza

Los pilotos mexicanos, integrantes del equipo Porsche, están de regreso con metas ambiciosas, energías renovadas y una increíble colección de ropa para fanáticos de esta carrera.
Benito Guerra y Fercho Urquiza con coches Porsche de fondo
Para Benito Guerra y Fernando “Fercho” Urquiza, la Carrera Panamericana es un desafío físico y una prueba emocional que ha marcado sus vidas.Diego Bigolín

La Panamericana es mucho más que una carrera del pasado. “La Pana” es una leyenda de México que no sólo ha impactado en la cultura automovilística mundial sino a distintas generaciones por una simple razón: representa en su estado más puro ese vínculo inquebrantable entre piloto, máquina y ruta.

Para Benito Guerra y Fernando “Fercho” Urquiza, dos pilotos mexicanos con trayectorias unidas por esta emblemática carrera, ambos representantes del equipo Porsche, la Carrera Panamericana es un desafío físico y una prueba emocional que ha marcado sus vidas. En lo particular, para Benito es el origen de una vida dedicada a los rallies; para Fernando, el espacio en el que su amor por los autos y el deporte motor se cruzan.

Desde su creación en 1950, La Carrera Panamericana ha sido una de las competencias más exigentes del mundo. Diseñada para recorrer las impresionantes y retadoras carreteras mexicanas, del sur del país a la frontera norte, el mito de la Pana ha atraído a algunos de los pilotos —locales y extranjeros— más prestigiosos del mundo, todos con la misión de domar el recorrido. Sin importar la bandera que se represente, competir aquí es un honor y un reto. Benito y Fernando lo saben, por ello, una vez más, están preparados para dejar su huella en la edición número 37 de la “Época Moderna” de la carrera.

Así luce la línea exclusiva de ropa y accesorios de Porsche Lifestyle para esta nueva temporada.Diego Bigolín

Previo a que los motores se enciendan del 11 al 17 de este mes, nos reunimos con los dos pilotos en el hangar de Fly Business Group, el líder en la aviación privada en México, en el Aeropuerto Internacional de Toluca. El objetivo es claro: conocer sus sensaciones previas al evento y, por supuesto, hablar sobre lo que significa contribuir al legado automovilístico de la marca de Stuttgart, que una vez más deposita su confianza en ellos para llevar la gloria a sus vitrinas. Con la idea de lograr una mejor conexión, aprovechamos el encuentro para revelar en exclusiva la ropa y los accesorios de Porsche Lifestyle para esta nueva temporada, como una espectacular chamarra café, parte de la colección Porsche 911 60Y, limitada a 1,963 unidades, que conmemora las seis décadas del legendario deportivo, así como la irresistible chamarra de edición limitada, con toques amarillos y rojos, que celebra La Carrera Panamericana de este año. Los looks en ambos pilotos también incluyen prendas de la colección AHEAD, inspiradas en un emotivo viaje por carretera con un Porsche, así como de la línea dedicada al primer 911 Turbo presentado en 1974. Sin embargo, la gran estrella de este shooting —con el perdón de Benito y Fercho—, ha sido el Porsche 911 Dakar, un auto tributo al vehículo que se coronó campeón del Rally París-Dakar de 1984 y fue perfecto para concluir los festejos del 75º aniversario de la firma alemana y los primeros 60 años del legendario 911.

El camino de un campeón

Benito Guerrase convirtió en el piloto más joven en participar en una carrera, un logro que definió el rumbo tanto de su carrera como de su vida personal.Diego Bigolín

Quienes no conocen personalmente a Benito Guerra podrían llevarse una sorpresa. A pesar de que la prensa especializada —y muchos seguidores del automovilismo— lo considera el mejor piloto de rallies mexicano de la historia, es un hombre cordial y sereno, cualidades difíciles de asociar con el frenesí del deporte motor. Sin embargo, basta con escucharlo para darse cuenta de que la pasión por correr con el acelerador a fondo fluye por sus venas. “La [Carrera] Panamericana es muy especial para mí; fue la carrera que dividió mi vida entre ser piloto de pista o de carretera”, comenta Benito con tono nostálgico. Tenía apenas 18 años cuando se convirtió en el piloto más joven en participar en el evento, un logro que definió el rumbo tanto de su carrera como de su vida personal. “Ahí descubrí que mi gran pasión era manejar en carretera lo más rápido posible, y fue cuando empezó toda esta ilusión de ser piloto de rallies”.

Veintiún años después, Benito acumula un palmarés impresionante, con más de una decena de campeonatos ganados en México y en el extranjero, incluyendo un título en el Campeonato Mundial de Rally de Automóviles de Producción (PWRC), y ha tenido la oportunidad de competir en todo el mundo con los mejores equipos. Lo ha logrado todo, y, sin embargo, regresar a la competencia que cambió su vida sigue siendo tan vigorizante como la primera vez.

Su idilio con la Panamericana comenzó en 2003, cuando, tras coronarse campeón del Serial Vintage en la categoría E, acompañó a su padre, Benito Guerra Sr., como copiloto. La experiencia dio un giro radical cuando su mentor le cedió el volante en Mil Cumbres, un tramo compuesto por más de 400 curvas, donde la Pana le enseñó no sólo la importancia de la velocidad, sino la estrategia. “En mi primera carrera, cometí muchos errores de novato. Quería ir demasiado rápido en cada tramo, pero no me había dado cuenta de que esta es una prueba de resistencia, tanto para el piloto como para el coche. Aprendí a dosificar la velocidad, a entender cuándo atacar y cuándo ser más cauteloso”, explica. Estas lecciones le permitieron desarrollar una mentalidad de piloto más madura, donde la paciencia y la experiencia juegan un papel crucial. “Es muy diferente correr en carretera, donde no puedes saber qué te espera en cada curva, que competir en un circuito donde todo está planeado. La carretera es impredecible, y por eso tienes que aprender a leerla, a entenderla”.

Benito vuelve con la determinación de mantenerse como uno de los pilotos más competitivos, pero con una perspectiva más reflexiva sobre su trayectoria.Diego Bigolín

Este año, Benito regresa a la prueba tras superar varias operaciones para corregir un desprendimiento de retina, una situación que lo alejó temporalmente de las pistas, pero que ahora le brinda una oportunidad de redención. “La Panamericana será mi primera carrera después de estas intervenciones. Me toca correr mucho y demostrar de qué estoy hecho, que estoy listo, junto con mi Porsche, para competir contra lo que sea”, afirma con la ilusión que le produce hacerlo a bordo de un Porsche 911 RSR 1980 y representar a la marca que ha idolatrado desde niño, cuando decoraba su cuarto con imágenes de los autos más icónicos de la firma teutona.

Benito vuelve con la determinación de mantenerse como uno de los pilotos más competitivos, pero con una perspectiva más reflexiva sobre su trayectoria. “Al principio, cuando eres joven, cuando eres el novato, tu reto es ganarle a los profesionales de tu país, a los experimentados. Alcanzar esa meta me llegó muy rápido, ahí están los títulos que lo avalan”, comenta con modestia un hombre que ha competido en más de 200 rallies.

A pesar de los éxitos, Benito no pierde la humildad. Sabe que cada carrera es un nuevo aprendizaje y que, aunque su carrera como piloto podría estar acercándose a una recta final, aún tiene mucho que ofrecer. “Sé que en unos años mi carrera llegará a su fin, pero definitivamente mi sueño es regresar al Mundial de Rallies y competir de tú a tú. Pero primero la Pana”, dice con una sonrisa.

“Hoy, me siento como aquel joven de 18 años que corrió su primera Panamericana, pero ahora con más sabiduría."Diego Bigolín

Para Benito, la Carrera Panamericana es un lugar de regreso, un espacio donde puede recordar sus inicios, enfrentar nuevos retos y compartir su pasión con quienes también sueñan con ver primero la bandera a cuadros. “Es un placer compartir equipo con Fer Urquiza y Diego Cándano, los otros dos pilotos del equipo Porsche. Somos grandes amigos, cada uno aporta algo diferente al equipo y juntos logramos grandes resultados. Este año vamos por todo”, afirma. “Hoy, me siento como aquel joven de 18 años que corrió su primera Panamericana, pero ahora con más sabiduría. Cada tramo es un reto, pero es ahí donde encuentro mi verdadera pasión. No importan los títulos o los rallies corridos, la Panamericana siempre será especial. Es el lugar donde todo comenzó y, de alguna manera, donde siempre quiero regresar”.

La pasión nunca se apaga

La Carrera Panamericana es un lugar de regreso, un espacio donde se pueden recordar los inicios y enfrentar nuevos retos.Diego Bigolín

Desde niño, a Fercho Urquiza le emocionaba la idea de estar detrás del volante de autos veloces. La Pana tuvo mucho que ver. “Cualquier mexicano al que le gusten los deportes de motor ha escuchado de esta carrera y de niño fui a verla varias veces con mi papá. Me tocó ver pasar a los autos en muchos lados. Siempre se me hizo increíble la idea de un rally de autos clásicos”, recuerda. En 2020 tuvo la oportunidad de participar por primera vez, aunque no como competidor: fue parte del Porsche Sport Classic Tour, una modalidad no competitiva que lo llevó a recorrer las mismas rutas que tanto había seguido. Esta experiencia lo marcó tanto que la chispa de piloto profesional se convirtió en un fuego incontrolable. “La marca me prestó un Porsche 911 Carrera 4S e hice todo el recorrido. Terminé la prueba y en diciembre ya había comprado uno nuevo para competir al año siguiente”, cuenta. Así comenzó su travesía en la histórica competencia, en la que logró un campeonato en su primer año y un subcampeonato en el segundo.

Aunque su entusiasmo y determinación lo han llevado a destacar en las competencias en las que ha formado parte —ha sido campeón nacional de rally en grupo 2, bicampeón de turismos de resistencia en categoría E4 y campeón en dos categorías distintas de la Panamericana (A+ y B)—, Fercho admite que tuvo que esperar mucho tiempo para materializar el sueño. “Me hubiera encantado empezar en go karts desde niño, pero me tocó esperar”, cuenta. “Todo despegó en la prepa y Benito [Guerra] tuvo mucho que ver. Íbamos en la misma escuela, pero él es cinco años mayor y era famoso, era ‘el niño que corría’. Yo lo admiraba y él siempre me trató muy bien, a pesar de que yo era más chico”.

Años después y con la intención de cristalizar su anhelo de convertirse en profesional, Urquiza se acercó a Guerra, quien acababa de inaugurar su escuela de manejo deportivo. “Hicimos un intercambio: yo le tomaba fotos y armaba las presentaciones que necesitaba para sus lecciones, y él me daba acceso a los cursos”, recuerda. Aquella relación maestro-alumno rápidamente se transformó en una amistad profunda. “Empecé a entrenar y ya quería debutar, pero Benito me decía: ‘Ten paciencia, no puedes salir a hacer tonterías’. Me entrené en simulador, empecé a ir a eventos mientras recibía toda la información que él me daba, y por fin debuté en 2010 en el Rally Mil Cumbres de Morelia. Desde ahí, no he dejado de correr”.

“Mi marca favorita desde niño siempre fue Porsche y el 911 GT3 RS del 2007".Diego Bigolín

Hoy, Fernando es parte del equipo oficial de Porsche en la Carrera Panamericana, un logro que él mismo considera un sueño hecho realidad. “Mi marca favorita desde niño siempre fue Porsche y el 911 GT3 RS del 2007, en color naranja, era mi auto favorito… y lo sigue siendo. Ese coche me flechó. Nunca imaginé que años después sería embajador de la marca y piloto oficial en la Pana”, comenta. Ser uno de los tres pilotos oficiales de la firma alemana en la legendaria prueba y saber que está aportando a la rica historia de la marca es un honor que lleva con orgullo y compromiso. “Es un privilegio tremendo. Hace poco fui al museo de Porsche, en Stuttgart, y ver todos los trofeos me hizo pensar: ‘Qué padre que mi trofeo de la Panamericana también cuente’. Poner mi granito de arena en la historia de esta marca icónica es increíble”.

Los retos de la Panamericana son enormes, y Fercho lo sabe bien. No se trata únicamente de manejar rápido, sino de estar preparado mental, emocional y físicamente para las exigencias de una carrera que atraviesa algunos de los paisajes más hermosos y desafiantes de México. “Esta ruta te exige estar preparado en cuatro áreas: técnicamente como piloto, físicamente, tener un coche al punto y contar con un equipo de mecánicos impecable. Cada año entreno duro para aguantar las horas en el coche. La Panamericana es muy exigente. No sólo es el calor o las largas horas, es que los coches, como mi Porsche 914-6 GT 1973, son duros de manejar: caja manual y dirección sin asistencia, por ejemplo, que siempre exigen lo mejor de ti”, explica.

“Si algo he aprendido de todo esto es la resiliencia, esa capacidad de mantener la frente en alto cuando las cosas salen mal y buscar soluciones en lugar de rendirse"Diego Bigolín

El vehículo también debe estar en perfectas condiciones. “Es un auto que rehaces cada carrera, desde los frenos hasta la suspensión, pasando por el motor. Es prácticamente volver a hacer un coche nuevo cada año. Además, debes tener mecánicos preparados para lo que sea”. En el tercer día de la edición 2021, por ejemplo, Fernando venía compitiendo por el primer lugar de la categoría Histórica A Plus, cuando el motor de su 914 se reventó cerca de finalizar un tramo en Mil Cumbres, Michoacán. “Estuve cerca de abandonar la carrera porque no teníamos motor de refacción. Me puse a hacer llamadas y conseguí uno. Me lo mandaron desde la Ciudad de México hasta Morelia a las diez de la noche. Los mecánicos del equipo ProRally, unos súper profesionales, tuvieron que montarlo en el estacionamiento del hotel y trabajaron toda la noche sin parar. A las seis de la mañana, cuando ya era la hora de arranque, apenas lo estaban probando y yo estaba suplicando que arrancara… ¡y arrancó! ¡Perfecto!”.

A medida de que se acerca la edición 2024, Fercho se siente más preparado que nunca. Justo antes de comenzar con la sesión de fotos de esta tarde, echa una mirada a su reloj TAG Heuer Carrera Chronograph Glassbox —Fercho también es apasionado de las máquinas que adornan las muñecas, tanto que además representa a la firma suiza en la Panamericana— y hace una reflexión sobre cómo el automovilismo ha transformado su vida. “Si algo he aprendido de todo esto es la resiliencia, esa capacidad de mantener la frente en alto cuando las cosas salen mal y buscar soluciones en lugar de rendirse. También me ha enseñado el valor del trabajo en equipo, porque muchas veces los pilotos son quienes reciben las palmas, pero detrás de ellos hay un equipo de personas sumamente preparadas que han dado su tiempo y esfuerzo por un bien común. Esas dos lecciones, en las carreras como en la vida, son totalmente aplicables”.