La fantasía de escuchar a Bad Bunny y BTS en una colaboración ha despuntado luego de que el puertorriqueño señalara lo que hace falta para que se logre. Verlos unidos implicaría la fusión de dos de las más grandes fenómenos que la música ha experimentado en décadas: el reguetón y el k-pop. Pero no se trataría sólo de sonidos, sino de la unión de los más grandes representantes de cada género que, de la forma más sutil y una colaboración a la vez, se han apoderado de la música, son referentes culturales y hasta se alzan como la cara de generaciones enteras.
“Primero tengo que aprender a bailar. Sé bailar pero no como BTS”, dijo Bad Bunny cuando se le cuestionó sobre la posibilidad de reunirse en algún tema con la máxima agrupación del pop coreano. “Cuando aprenda a bailar como BTS voy a colaborar con ellos”, agregó.
Para el puertorriqueño, cuyo abanico de colaboraciones va de J Balvin hasta Cardi, lanzar un infusionado de k-pop culminaría con una conquista musical y cultural que parece no tener freno. Tan solo el jueves, sorprendió en plena pandemia con el lanzamiento de “El último tour del mundo”, un disco que lanzó sorpresivamente y cuyos tracks confirman que se sabe en un momento crucial de su carrera.
“Ha conquistado el mercado mundial de la música con el español caribeño de Puerto Rico sin tener que recurrir al inglés como hicieron Shakira o Ricky Martin años antes. Se burla a través de sus canciones —que ha convertido en armamento político— de los que mantienen que el reguetón es el género del machismo. Lo hace pintándose las uñas, adornado con gran profusión de joyas, vistiendo faldas y, si es necesario, transformándose en drag queen para reivindicar que las mujeres pueden bailar solas”, escribe el diario El País.
Para los coreanos de BTS la historia no es menos distinta. El grupo representa la cresta de la ola hallyu, la invasión coreana que se ha apoderado de los escenarios occidentales a base de un pop sin pretensiones lleno de coreografías explosivas, vestuarios de alta gama, videos de producciones millonarias y todo sin el más mínimo guiño de sus orígenes. Y como Bad Bunny, el grupo de siete jóvenes no necesita el menor de los sacrificios: ha sido nominado al Grammy 2021, impuesto marcas históricas en los Billboard, colaborado con estrellas como Halsey y basta lanzar un tuit para que su armada global los convierta en trending topic. Que se unan a la máxima figura latina de la música de esta era supondría la culminación de una conquista que ha llegado sin el más mínimo sacrificio de su idioma, que también tiene su dosis de desafío a la masculinidad que se conoce en occidente y que ha ocurrido sin que nos demos cuenta.
Escuchar a Bad Bunny en una colaboración con BTS no suena del todo un disparate. El pop coreano ha aterrizado con bastante solidez en Latinoamérica desde antes de su gran estallido encabezado actualmente por el grupo femenino Blackpink y BTS. Antes de que la canciones de estos grupos se apoderaran de los listados, ya la región figuraba en las agendas de agrupaciones como BIGBANG y Super M. Grupos como MBLAQ y Super Junior detonaron una especie de subgénero que algunos catalogaron como “latin k-pop” luego de que los primeros realizaran una colaboración con Reik y los segundos una versión de uno de los temas de Luis Miguel.
Todo lo anterior apunta a que una colaboración entre BTS y Bad Bunny no sea del todo lejana. Y aunque puede que tome tiempo para que el reguetonero aprenda unos pasos de baile que se acoplen a las demandantes coreografías de los coreanos, ya ha quedado demostrado que cuando se trata de hacer conquistas culturales mediante la música, tanto el intérprete como el grupo tienes bastante claras la forma en que lo pueden hacer de forma exitosa.