Aficionado de Batman, amante de la moda masculina y de un buen reloj, la historia de Pedro Pascal es una de esas poco habituales en Hollywood. Lo cierto es que, a sus 43 años, el actor de origen chileno es uno de los más solicitados del momento. Para muestra está su agenda, repleta de eventos y lanzamientos de aquí a finales de 2019 (la secuela de Wonder Woman entre ellos), y, por supuesto, su reciente asociación con Cartier.
Cuando estaba por cumplir 40 años, Pedro Pascal decidió ayudar a un estudiante de teatro que ensayaba para una audición, según lo narró el chileno al presentador Seth Meyers en The Late Night Show. Se trataba de un personaje de nombre Oberyn Martell, el cual formaría parte de la cuarta temporada de una de las series de televisión más exitosas de todos los tiempos: Game of Thrones. Sin dudarlo, Pascal decidió también presentarse al casting pues “era un gran fan. Leí el guion y era asombroso. Oberyn tenía cerca de 30 años, ocho hijas, era un mujeriego. ¡Era perfecto para mí!”, aseguró en aquella ocasión. Lo que nunca vio venir es que no sólo se quedaría con el papel, sino que a partir de ese momento su discreta trayectoria daría un vuelco de 180 grados, poniéndolo en el candelero e instalándolo como uno de los rostros consentidos de Hollywood. “Es muy raro que llegue a tus manos la oportunidad de interpretar a un personaje tan poderoso como el mío en la serie, un papel que incluso los propios escritores aman. Bastaron siete episodios para que mi carrera cambiara completamente”, nos aseguró en exclusiva.
Londres fue el escenario perfecto para que nos encontráramos con el actor. Esa accesibilidad y carisma que irradia en la pantalla, así como en las alfombras rojas y galas, las lleva más allá de los reflectores, a su día a día. Esto lo convierte en un tipo peculiar y lo distingue por completo de muchos de sus colegas, quienes no dudan en treparse en el trono de divos. Aunque quizás esta actitud se deba a que llegar a donde se encuentra hoy en día no fue cosa sencilla. La suya puede parecer una historia similar a la de muchos inmigrantes, y lo fue, al menos en los inicios. Durante los primeros años de la dictadura militar chilena, en 1976, su familia partió al exilio en Dinamarca. Un año después, su padre recibió una oferta de trabajo en Estados Unidos y así llegaron a Norteamérica. “Te puedo decir que haber nacido en Chile me ayudó a ser quien soy ahora. Tener la perspectiva de otra cultura siempre ha sido algo muy especial para mí”, declara. Pasó de niño a adolescente mientras se movía entre Texas y California. Ahí fue donde forjó su infancia y personalidad, estudiando en colegios públicos y esperando los fines de semana para ir con su padre a los partidos de los San Antonio Spurs y a conciertos, como el The Police. Fue también gracias a su papá que descubrió su más grande pasión, el cine. “Él era un cinéfilo empedernido. Una de las primeras cintas que vi en la pantalla grande fue Superman. Recuerdo que fui al baño y al regresar me metí a una sala diferente. Al final, mis padres me encontraron dormido durante los créditos de Kramer vs Kramer. Mi hermana me tuvo que contar lo que había ocurrido en el filme del superhéroe y yo hice lo propio con la historia de Dustin Hoffman y Meryl Streep”, rememora entre carcajadas. “Ya que tocamos el apartado histriónico, ¿a qué actor admiras más?”, le pregunto, y sin dudarlo, Pascal responde que no tiene una persona a la que admire más, “pero sí una lista de personas cuyo trabajo me parece fenomenal. Generalmente me enamoro de interpretaciones. Uno de ellos es Philip Seymour Hoffman, uno de los mejores de mi generación y quien incluso fue como un padre para una gran comunidad de amigos míos del teatro de Nueva York. Perderlo fue doloroso. Javier Bardem y Penélope Cruz son la pareja más talentosa sobre el planeta”.
El relato de Pedro Pascal se hace diferente cuando empieza a conducirse por el mundo de la actuación. En los años 90, su familia decidió volver a Chile, pero él optó por perseguir su sueño y matricularse para estudiar arte dramático en la Orange County High School of the Arts y la Tisch School of the Arts de la New York University. Cuando emprendió vuelo para probar fortuna en eso del espectáculo en más de una variante, fue camarero en la Gran Manzana, además de anotarse un empleo como bailarín exótico en Madrid, según ha declarado a un espacio televisivo ibérico... Pero eso es sólo anecdótico, para bajar de la nube a quienes crean que todo es fácil en una gran carrera. Su currículum fílmico comenzó a anotarse títulos de series como The Good Wife, Homeland y Graceland, hasta que llegó a sus manos la gran producción de HBO Juego de Tronos. El resto, lo conocemos todos. Ante la inmensidad de un rodaje como éste, no podemos dejar pasar la oportunidad de cuestionarlo cuál ha sido el proyecto más demandante a la fecha. La respuesta nos sorprende: “Cada trabajo tiene su rigor, pero Narcos fue muy particular porque se rodó en locaciones y no en un set con aire acondicionado. Es por eso que la serie es grandiosa, porque el carácter del paisaje colombiano, su gente y sus lugares no se pueden replicar”, revela.
No hay duda de que su gran oportunidad, en términos de reconocimiento global, llegó con la historia de Pablo Escobar según Netflix. El agente Peña hizo de Pascal lo que se conoce como “un actor popular” de esos que imitan y desean los y las fans. Pero a su hoja de vida también es necesario sumar al agente Marcus Pike en The Mentalist, así como los filmes La gran muralla (2016), donde compartió créditos con Matt Damon y Willem Dafoe, y Kingsman: El círculo dorado, una de las películas más taquilleras de 2017. Siguiendo con su carrera, el pasado julio estrenó The Equalizer 2, donde aparece junto a Denzel Washington. Su personaje es un soldado ex miembro de la armada y parte del equipo de operaciones especiales, lo que le exigió entrenar con un oficial y francotirador del FBI.
Pero dejemos de hablar del pasado y centrémonos en el futuro, el cual luce bastante prometedor para Pedro: Triple Frontier, una nueva película para Netflix (que recibe ese nombre por la frontera entre Brasil, Paraguay y Argentina) es uno de los proyectos que trae bajo el brazo y en el que también intervienen histriones del calibre de Ben Affleck, Oscar Isaac, Charlie Hunnam y Garrett Hedlund; y, por supuesto, también lo veremos en la esperadísima Wonder Woman 1984. Pascal ya había trabajado antes, en un proyecto que nunca llegó a la fase de producción, con la directora Patty Jenkins. Por ahí vino el que lo llamaran para ser parte del elenco. “No les puedo decir mucho al respecto, sólo que será espectacular. ¡Eso es todo!”, nos revela entre risas. La película, que promete ser un trancazo en taquilla, está prevista para ser estrenada en el invierno de 2019. “Ya que deambulamos en el terreno de los cómics, ¿quién es tu superhéroe favorito?”, lo cuestiono. “¡Batman! Es un bastardo temperamental que no sigue las reglas y que además es millonario”, responde. El chileno nos confiesa también que, en la vida real, su hermana es su heroína favorita pues “no estaría donde estoy ahora si no fuera por ella”.
Gracias a esta agenda tan ardua, serán muchas las alfombras rojas que el actor pisará de aquí a finales del próximo año. Y eso nos lleva a otro capítulo que le ha tocado escribir y que tiene que ver con la moda. Pedro Pascal es uno de los influenciadores más escrutados en la actualidad, es de los que están al tanto de las pautas y las siguen, pero siempre con una nota personal. También está su presencia en campañas de marcas de la industria del lujo, como ahora que fue fichado por Cartier como su embajador para una de sus piezas más preciadas: el reloj Santos. “Me apasiona la moda masculina. Tengo muchos otros vicios como para que la moda lo sea también (ríe), pero es un apartado que admiro profundamente ya que me da la oportunidad de expresarme a través de él”, nos aclara. “No podía dejar pasar la oportunidad de representar una marca tan querida y elegante como Cartier, por eso decidí aceptar esta colaboración”, continúa. Pero, ¿cuáles son los elementos que tienen en común el Santos y Pedro Pascal? Sin un atisbo de duda, el histrión asevera que le gustaría creer que es tan fuerte y elegante como dicha pieza. “Los relojes son muy simbólicos y tienen significados diferentes para cada quien. Me gusta la individualidad de usar uno. Tal vez para alguien es el medio para consultar la hora, pero a otro le recuerda a esa persona especial que se lo regaló. Puede expresar simplicidad y extravagancia, ser apenas perceptible o llamar toda la atención”, nos comparte. Al hablar sobre los básicos de su armario, se dice conforme con un viejo par de jeans y una T-shirt “que se sienta como si fuera pijama”, pues de sus personajes ha aprendido que la comodidad es algo básico.
Gracias a su origen, historia y la forma en que se conduce hoy en día, Pedro Pascal es un tipo particular, de esos que pocas veces se ven en La Meca del Cine.
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