Una mañana de domingo, hace un par de años, estaba en una habitación en Brooklyn sin despegarme de mi teléfono. Veía ansioso las diferentes aplicaciones con pronósticos del tiempo siguiendo a una tormenta eléctrica que merodeaba Nueva York y amenazaba con cancelar el tercer día del festival Governor’s Ball. Esa noche se presentaban, entre otros, Kanye West, Courtney Barnett, Death Cab for Cutie y Chet Faker, actos que nunca había visto en mi vida y probablemente no tendría otra oportunidad de verlos reunidos en una misma sede.
A pesar de la precisión de la tecnología meteorológica, las probabilidades oscilaban como la ruleta de un casino, esperando a que se detenga para anunciar el número ganador. Al final, los organizadores decidieron no tomar riesgos y, al medio día, anunciaron que el festival se había cancelado. Una decisión oportuna y pertinente, a pesar de lo frustrante que fue para todos. La tormenta cayó con toda su furia y prácticamente destruyó las instalaciones del evento.
Aquello me recordó a una de las líneas más famosas del dueto de hip-hop OutKast: “Puedes planear un día de campo bonito, pero no puedes predecir el clima”. Si hacemos exponencial esta analogía, podemos también describir las carreras de varios de nuestros artistas favoritos. No tenemos idea de qué les depare el futuro o si algún tipo de tormenta simbólica interrumpirá su ascendente trayectoria. Pero de seguir así, es probable que en un par de décadas se conviertan en los próximos grandes clásicos en la música.
The National
Durante la década de los dos mil surgieron un montón de grupos que lo único que tenían en común era el prefijo “The” en sus nombres. El rock alternativo fue renombrado como “indie” y así se dio uno de los movimientos globales más importantes en años. De aquella camada, hoy, muchos han desaparecido, otros vieron su éxito desvanecerse y algunos siguen viviendo de sus glorias pasadas encabezando festivales y giras masivas. Sin embargo, sólo un puñado sigue produciendo música nueva, propositiva y original, y es probable que The National sean los más influyentes y relevantes del momento. Su más reciente álbum, Sleep Well Beast, es una auténtica obra maestra, aunque quizá la mayor fortaleza de la banda radique en dos factores: están en tour permanente —manteniéndose en forma musicalmente hablando— y conserva a su alineación original desde 1999.
Haim
Alana, Danielle y Este Haim son el equivalente moderno de Hanson, pero a diferencia de la boy band noventera, las hermanas han producido en su corta carrera dos discos espectaculares. El virtuosismo de cada una —especialmente el de Danielle, que domina cuanto instrumento le pongan enfrente— las ha catapultado a trabajar con directores de la talla de Paul Thomas Anderson, a ser embajadoras de marcas de alta costura como Dior y Gucci, pero más importante aún, a catapultarse a lo más alto del cartel de Coachella, tocando antes que Beyoncé durante el conocido festival.
Bon Iver
Si algo nos ha enseñado la naturaleza es que la evolución es clave para que las criaturas que habitamos el planeta podamos sobrevivir a los constantes cambios que sufre el mundo. La industria de la música no es distinta. Si comparamos For Emma, Forever Ago, el primer álbum de Bon Iver, con su más reciente obra, el críptico 22, A Million, podemos ver que, en tan sólo diez años, Justin Vernon ha cambiado por completo su manera de crear, concebir, ejecutar y tocar la música, dando un giro de 180 grados.
Zoé
Jamás olvidaré el día que se presentó la banda neoyorquina TV on the Radio en el festival Vive Latino de la Ciudad de México. Anunciado como uno de los actos estelares, el escenario principal estaba lleno cuando el grupo saltó al entarimado. No obstante, muy pocos estábamos ahí para verlos. El resto del público esperaba ansioso al conjunto capitalino Zoé, quien presentaría después su show unplugged, e incluso, presionó a los norteamericanos para acortar su set. Cuando la banda mexicana salió por fin, el Foro Sol, completamente abarrotado, estalló en júbilo. Con producciones meticulosas, esta agrupación no sólo se ha ganado el cariño de quienes los escuchan, sino el respeto de sus colegas.
The xx
Es difícil no experimentar algún tipo de sensación nostálgica cuando uno escucha a esta banda londinense y derretirse frente a la perfección sonora de sus melodías. A diferencia de otros grupos que se desmoronan cuando, por cualquier razón, pierden a algún integrante, el trío que quedó después de su primer disco, integrado por Romy Madley Croft, Oliver Sim y Jamie “xx” Smith, les dio la solidez matemática de un triángulo equilátero. The xx tiene un futuro particularmente prometedor porque son metódicos para sacar su obra y le dan el tiempo necesario de cocción para asegurar su calidad.