Ya conoces la importancia del sueño y, sin embargo, puede sentirse tan esquivo cuando más lo necesitas. La falta de sueño se hace presente justo cuando las fiestas son más abrumadoras que emocionantes, los plazos de trabajo se sienten más ajustados y el grupo de chat de tu familia se está volviendo caótico. No es una casualidad. Pero considera esto si estás exhausto: obtener un sueño de calidad (y en cantidad suficiente) juega un papel importante en mantener tu salud inmunológica en buena forma.
“El sistema inmunológico, cuando funciona correctamente, es complejo y elegante”, dice Kara Wada, médico, alergóloga e inmunóloga del Centro Médico Wexner de la Universidad Estatal de Ohio. Es una red inteligente de células, proteínas y órganos que puede “reconocer rápidamente lo que no es bienvenido” en tu cuerpo, explica, incluidos los gérmenes que pueden enfermarte. Cuando tu sistema inmunológico detecta virus o bacterias, generalmente activa una respuesta rápida para neutralizar la amenaza que representan para tu bienestar.
¿Cómo encaja el sueño en este proceso? Incluso si eres una persona “saludable” en general, esto es lo que debes saber si estás luchando por dormir bien en plena temporada de resfriados y gripes.
“El sueño es el momento en que tu cerebro y cuerpo están en modo de descanso, reparación y recuperación”, dice la doctora Wada. “La calidad y cantidad del sueño ayudan a mantener tu cuerpo en forma y el funcionamiento en óptimo estado”.
Mientras duermes, tu cuerpo produce nuevas células protectoras y proteínas llamadas citoquinas que ayudan a regular el sueño y función inmunológica, explica Wada. Las células inmunológicas luego se desplazan por todo tu cuerpo, desde la sangre hasta los ganglios linfáticos y los órganos. “Durante esta migración, las células inmunológicas se comunican entre sí, actuando como casamenteras”, ahonda la experta. “Es este proceso el que es crucial para combatir las infecciones”.
Y todo esto es inherentemente agotador, dice Otto Yang, médico, inmunólogo y jefe asociado de enfermedades infecciosas en UCLA Health. “Las células que forman parte del sistema inmunológico consumen mucha energía para hacer su trabajo”.
Esta es una de las razones por las que la fatiga causada, por ejemplo, por la gripe, puede afectarte tan intensa y rápidamente. Cuando estás enfermo, “tu cuerpo realmente te animará a descansar más aumentando las señales que promueven el sueño”, dice Wada. Y si también estás agotado porque no has estado durmiendo bien en general, tu cuerpo puede tener dificultades para distribuir sus recursos (es decir, energía) a tu respuesta inmunológica, especialmente cuando se necesita una respuesta fuerte para ayudarte a recuperarte de un resfriado, la gripe u otro virus.
¿La falta de sueño puede aumentar las probabilidades de enfermarnos?
No dormir lo suficiente no te enferma directamente, pero no ayuda a las posibilidades de tu sistema inmunológico de prevenir una infección, según W. Christopher Winter, neurólogo y médico especializado en medicina del sueño en Charlottesville Neurology and Sleep Medicine. Por ejemplo, las investigaciones ha encontrado que las personas que duermen menos de seis horas por noche tienen una probabilidad significativamente mayor de resfriarse en comparación con quienes duermen más de siete horas.
No dormir lo suficiente de manera consistente puede causar estrés físico y mental, y cuando tu cuerpo está en este estado, produce hormonas como el cortisol, dice Wada. Si esto sucede a diario, por ejemplo, te revuelcas en la cama todas las noches y te sientes mal por ello —no estás alucinado, la gripa es peor de noche—, puede convertirse en un círculo vicioso. Cuando los niveles de cortisol son demasiado altos y permanecen así durante demasiado tiempo, la inflamación en el cuerpo aumenta. La inflamación a corto plazo es una parte natural de la respuesta inmunológica de tu cuerpo. Pero la inflamación crónica, que generalmente dura varios meses o años, puede aumentar el riesgo de diversos problemas de salud, incluidas enfermedades cardiovasculares y autoinmunes.
Los investigadores también han descubierto que la falta de sueño puede afectar potencialmente la reacción de tu cuerpo a las vacunas. Por ejemplo, un metaanálisis de 504 personas concluyó que aquellos que informaron dormir menos de seis horas por noche en los días alrededor de una vacunación contra una enfermedad viral, como la gripe o la hepatitis, tenían una “disminución robusta” en sus respuestas de anticuerpos en comparación con aquellos que informaron descansar más. (Es decir, sus cuerpos no crearon una cantidad suficiente de proteínas que pudieran reconocer y combatir específicamente los virus que las respectivas vacunas estaban destinadas a atacar, que es el propósito de las vacunas).
“La investigación ha involucrado en gran medida vacunas contra la influenza, hepatitis A y hepatitis B, pero hay una suposición de que podemos extrapolar este hallazgo a otras vacunas, como la vacuna contra el Covid-19”, dice Thomas Russo, profesor y jefe de enfermedades infecciosas de la Universidad de Buffalo en Nueva York. “Tienes una respuesta inflamatoria de bajo grado cuando estás privado de sueño y eso puede influir en la respuesta de los anticuerpos”.
Como lo expresó un artículo, “parece que el sueño respalda, y la privación de sueño obstaculiza, la formación de la memoria inmunológica”.
Dicho esto, tu sistema inmunológico se ve influenciado por muchos factores, incluyendo tus genes, dieta y niveles de actividad física, entre otros, por lo que el sueño es solo una pieza del rompecabezas que los investigadores aún no comprenden completamente.
Si tienes problemas para dormir lo suficiente, empieza por lo básico
¿Duermes al menos siete horas al día? ¿Te acuestas a la misma hora todas las noches y te despiertas a la misma hora todas las mañanas? ¿Mantienes tu teléfono y tu computadora portátil lejos de tu cama? ¿Tu habitación está lo suficientemente oscura y fresca para un descanso profundo? Estos son todos hábitos sólidos que pueden ayudarte a mejorar tu higiene del sueño. No descuides lo simple, y adiéstrate en el entrenamiento del sueño, enfatiza Winter.
Si haces todo esto y consistentemente no puedes dormir toda la noche, te sientes agotado durante el día, te despiertas con dolores de cabeza por la mañana o tienes problemas para concentrarte porque te sientes tan adormecido, no dudes en hablar con un médico de atención primaria, quien puede derivarte a un especialista en sueño. “Nunca es demasiado pronto para hablar con un médico sobre problemas de calidad del sueño si crees que hay un tema con eso”, opina Winter. “A menudo, esto es clave para obtener la intervención y los estudios necesarios para diagnosticar y tratar trastornos del sueño subyacentes”.
También debes ver a un médico si pareces estar enfermo todo el tiempo, o tus infecciones se vuelven graves rápidamente. Si estás tomando medicamentos que pueden suprimir las defensas naturales de tu cuerpo o si potencialmente tienes una afección subyacente como una enfermedad de inmunodeficiencia o diabetes tipo 2, es entonces cuando los médicos “ven una susceptibilidad aumentada a las infecciones”, explica Wada. En estos casos, el sueño podría ayudarte temporalmente a sentirte mejor si estás realmente cansado, pero no es una solución. Tendrás que trabajar con tu médico para determinar si se necesitan ciertas pruebas y tratamientos.
En resumen: una noche de sueño terrible no arruinará tu salud, pero un descanso constantemente deficiente puede desencadenar un efecto dominó. No seguirías conduciendo un automóvil por mucho tiempo con poca gasolina en el tanque. Y aunque lo hicieras, esa negligencia probablemente causaría algún daño eventualmente. Tu cuerpo no es diferente, escúchalo cuando se esté quedando sin combustible.
Artículo publicado originalmente en SELF.