Consejos de salud

¿Es realmente posible evitar los microplásticos en nuestra vida?

Si te preocupa la exposición a los microplásticos, dos expertas nos compartieron qué hacer para reducir el contacto con ellos y que no nos afecten tanto.
Dos manos cortando verdura sobre una tabla de plstico.
Las tablas para cortar son una fuente de microplásticos.Getty Images

¿Ubicas los microplásticos? A estas alturas seguramente has visto muchísima información como para estar lo suficientemente asustado. ¡Es que están por todas partes! En las botellas de agua, nuestros cerebros, los huesos... incluso se han infiltrado en las aguas del Ártico y en zonas donde no vive ningún ser humano. Es más, según un estudio reciente, preparar té con bolsitas de polímero provoca una “liberación significativa” de microplásticos. ¿Ya nada está libre de ellos?

Podría decirse que lo único más frustrante que conocer todas estas fuentes potenciales de exposición al plástico y lo que podría significar para tu salud a largo plazo, es el hecho de que la respuesta a “¿Qué puedo hacer?” sigue siendo extremadamente vaga. Es muy fácil leer un artículo y llegar a la conclusión de que hay que tirar casi todo lo que tenemos en casa y comprar sustitutos para evitar los microplásticos. Pero eso no solo es poco realista, sino que ni siquiera es totalmente necesario. Hay muchas cuestiones sobre los microplásticos que los expertos aún están tratando de descifrar.

Si ya estás harto del caos de los microplásticos, te entendemos. Hablamos con expertos sobre los últimos avances científicos, hasta qué punto debes preocuparte realmente por los microplásticos y qué puedes hacer para reducir tu exposición.

El agua en botellas de un solo uso tienen grandes cantidades de microplásticos.

Getty Images; Edición: Arthur Pineau

¿Qué pasa con los microplásticos?

Los microplásticos son “cualquier tipo de plástico de menos de cinco milímetros”, explica la doctora Christy Tyler, profesora de Ciencias Ambientales del Instituto de Tecnología de Rochester que estudia la contaminación por plásticos. Eso es más pequeño que un grano de arroz, señala la doctora Tyler, y pueden llegar incluso a los testículos. Y existe un subconjunto llamado nanoplásticos, que son tan pequeños que no podemos verlos. Estas pequeñas partículas se encuentran en una tonelada de artículos, incluyendo cosas que no podrías pensar que tiene plástico, como los shorts de poliuterano y otros objetos hechos con materiales similares “sintéticos”. Según la doctora Tyler, a la mayoría de los plásticos se les añaden otras sustancias químicas para hacerlos más flexibles. Por ejemplo, todo lo que empieza por “poli” suele ser un tipo de plástico fabricado con una combinación de materiales: polietileno, polipropileno, cloruro de polivinilo y poliuretano, también conocido como spandex.

Encontramos microplásticos por todas partes. En nuestras pertenencias, sí, pero también en el océano, el suelo y las fuentes de agua dulce de las que obtenemos agua para beber y cultivar, gracias a la contaminación y la basura, destaca la doctora Tyler. Estas partículas del medio ambiente entran en nuestro cuerpo al tragarlas, inhalarlas o tocarlas. La cantidad exacta que ingresa y lo que hace una vez dentro, es algo que aún no está muy claro.

“Sabemos que los plásticos están en el cuerpo”, dice la doctora Tyler, “pero no sabemos qué hacen”. Cada vez hay más pruebas que indican que no es nada bueno. Los científicos todavía están averiguando cómo exactamente los microplásticos serían perjudiciales pero la teoría general es que tanto las partículas y los productos químicos contenidos en ellos pueden causar inflamación y el estrés oxidativo, comenta Tracey J. Woodruff, profesora de obstetricia, ginecología y ciencias de la reproducción en la Universidad de California en San Francisco, que ha investigado sobre los microplásticos. La inflamación es un proceso natural que el cuerpo utiliza para curarse a sí mismo. Piensa en el enrojecimiento y la hinchazón cuando te rompes un hueso y las defensas de tu cuerpo se activan y envían sangre y nutrientes adicionales al lugar para repararlo. Pero cuando las células están crónicamente en modo de lucha, se sobrecargan y dañan los tejidos, con el consiguiente riesgo de desarrollar enfermedades inflamatorias como cardiopatías, cáncer, diabetes y otras. La idea es que el cuerpo reconoce estas partículas de plástico y sustancias químicas como invasores extraños, activando la respuesta inflamatoria.

Elige siempre tablas de madera, no de plástico.

HUIZENG HU/ Getty Images

En un artículo publicado en 2024, del que es coautora la doctora Woodruff, se analizan los datos de tres estudios observacionales en humanos y 28 estudios en animales para evaluar el posible impacto de los microplásticos en la salud reproductiva, respiratoria y digestiva. Los investigadores encontraron pruebas de que los microplásticos afectan negativamente a la calidad del esperma y al sistema inmune, junto con una relación con el cáncer de colon, entre otras afecciones.

Aunque todo esto es motivo de preocupación, hay que tener en cuenta que estos estudios analizan tendencias generales en los datos, no predicen específicamente el riesgo individual en función de los hábitos de vida, los niveles específicos de exposición y la genética. Y todavía hay mucha “incertidumbre científica” sobre los efectos de los microplásticos, resalta la doctora Tyler. “Todavía estamos en una fase muy temprana”.

Cómo reducir tu exposición a los microplásticos, según expertos

Antes de llegar a algunas formas prácticas de disminuir tu exposición a los microplásticos, los expertos tienen algunos consejos respecto a cómo abordar el problema de los microplásticos sin, ya sabes, estresarte.

1. No hay forma de evitar los microplásticos

“Son tan comunes que no puedes escapar de ellos”, menciona la doctora Tyler. Pero puedes reducir tu exposición. Los expertos sugieren adoptar el mismo enfoque moderado que se aplica a la mayoría de las cosas peligrosas de la vida. Haz lo que razonablemente puedas dentro de tus posibilidades, aconseja la doctora Tyler.

2. Aún hay mucho por aprender sobre las fuentes más riesgosas

“Incluso los que investigamos nos damos cuenta de que es mucho más lo que desconocemos que lo que sabemos”, comparte la doctora Tyler. En primer lugar, aún no sabemos clasificar correctamente el riesgo de las distintas fuentes de microplásticos. Uno de los problemas es que no tenemos métodos estandarizados para medir los microplásticos, aclara la doctora Woodruff. Así que comparar los resultados de un estudio con los de otro puede ser complicado.

3. Que tus hábitos te digan dónde concentrarte

Sabemos que la frecuencia y el tiempo de exposición a una fuente de microplásticos es un “factor importante” en el nivel de riesgo, comenta la doctora Tyler. Por ejemplo, si comes comida para llevar en recipientes de plástico un par de veces al mes, la exposición que estás teniendo quizá no deba preocuparte tanto, comparte la doctora Tyler. Pero si estás comiendo comida para llevar todos los días, puedes hacer un cambio. “Se trata en gran medida de usar el sentido común para saber dónde se está más expuesto”, explica la doctora Tyler. “Cada persona tiene que evaluar su propio estilo de vida y dónde cree que su exposición es mayor”.

Los microplásticos ingeridos a través de los alimentos son los más estudiados.

VioletaStoimenova
4. Ve paso a paso

Toda la información y los consejos sobre los microplásticos “pueden ser bastante abrumadores”, aclara la doctora Woodruff. Ella sugiere concentrarse en hacer un pequeño cambio a la vez en lugar de tratar de revisar todo tu estilo de vida y reemplazar todos los artículos de tu casa. “Puedes cambiar poco a poco tus hábitos”.

Fuentes de microplásticos que deberían preocuparte más

Con todo esto en mente, hablemos de algunos de los mayores infractores. Basándonos en lo que sabemos, si te concentras en una habitación de tu casa, la doctora Tyler dice que debería ser la cocina. “La comida es el primer nivel [de contacto]”, coincide la doctora Woodruff.

Los expertos señalan la cocina por varias razones. Una es que los alimentos, sobre todo la comida rápida y procesada, son la principal vía de exposición a algunas sustancias químicas nocivas comunes en el plástico que hemos estudiado, como los ftalatos. Esto sugiere que “la comida sería una fuente de mayor valor” para reducir tu exposición a los microplásticos, afirma la doctora Woodruff.

Otro factor es que cocinar todos los días puede aumentar la liberación de microplásticos. Los plásticos de la cocina se calientan con frecuencia: sartenes antiadherentes, recipientes de plástico para almacenar alimentos, espátulas, comidas para microondas. El calor “ablanda el plástico y libera las sustancias químicas que contiene”, explica la doctora Tyler. Por otra parte, el desgaste de los utensilios de cocina de plástico los hace “más propensos a desprender partículas”, comenta la doctora Tyler. Piensa en esa tabla de cortar desgastada, ese sartén antiadherente rayado o ese recipiente viejo que llevas usando para las sobras desde que tienes uso de razón.

Estas sustancias químicas y partículas se mezclan con la comida y los ingerimos, observa la doctora Woodruff, que es la exposición más directa posible. Y si pensamos en la frecuencia con la que preparamos y comemos alimentos, para muchos de nosotros se trata de una fuente muy frecuente.

Los expertos también aseguran que la cocina es un buen punto de apoyo. “La cocina y la elección de los alimentos son el lugar donde se pueden hacer algunos cambios más fáciles que pueden limitar la exposición”, dice la doctora Tyler. “Algunas de esas cosas son sencillas y baratas, o no cuestan”, explica la doctora Woodruff. Otras requieren una inversión inicial pero se amortizan con el tiempo. Muchos productos sin plásticos pueden comprarse de segunda mano, aclara la doctora Woodruff.

Cómo evitar los microplásticos, o al menos reducirlos

¿Listo para una larga lista no exhaustiva de formas para reducir tu exposición a los microplásticos? Hemos recopilado consejos profesionales y los hemos desglosado por categorías para que te resulte más fácil examinarlos y elegir los más prácticos para tu vida. Manos a la obra.

Al cocinar y preparar alimentos
  • No metas recipientes de plástico en el microondas. Este consejo es “súper fácil y no cuesta nada”, dice la doctora Woodruff. En su lugar transfiere las sobras a un plato de cerámica o cristal antes de recalentarlas.
  • Sustituye los recipientes de plástico viejos. Si están rotos o agrietados, tíralos, menciona la doctora Tyler. Cuando compres nuevos recipientes opta por los de cristal, acero inoxidable o silicona.
  • Transfiere los alimentos congelados a otro recipiente antes de cocinarlos.
    En lugar de introducir directamente en el microondas los alimentos congelados o las verduras envasadas al vapor, colócalos en un cuenco de cerámica o cristal y cúbrelos con una tapa de silicón para microondas. Lo mismo con las comidas al horno como la lasaña, que suelen venir en recipientes de plástico o de papel forrado de plástico. “Sácala de su envase y métela en un recipiente de cristal para horno”, recomienda la doctora Tyler.

Ten cuidado con los sartenes con antiadherente.

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  • Tira las sartenes antiadherentes viejas. Ese recubrimiento resbaladizo puede filtrar sustancias químicas y partículas cada vez que se calienta, especialmente si está rayado. Sustituir todas las sartenes antiadherentes de la noche a la mañana no es realista. Pero “una vez que empieza a desprenderse, es definitivamente una buena idea deshacerse de ellas”, apunta la doctora Tyler. Cuando compres una sartén nueva, opta por las de acero inoxidable, hierro fundido o cerámica.
  • Deshazte de las tablas de cortar de plástico dañadas. “Desprenden montones de pequeñas partículas cada vez que cortas”, comenta la doctora Tyler, más aún cuando están rayadas. Sustitúyelas por tablas de madera.
  • Cambia tus utensilios de cocina. Se calientan cuando se usan en la cocina. Considera invertir en cucharas y espátulas de madera, silicón o metal para cocinar, subraya la doctora Tyler.
Al comprar en el supermercado
  • Compra menos alimentos ultraprocesados. Muchos alimentos contienen microplásticos por la contaminación ambiental, como el pescado e incluso las verduras frescas teniendo en cuenta que las partículas han llegado al suelo y al agua. Pero los alimentos están más expuestos al plástico durante el procesado, comenta la doctora Tyler. Las investigaciones sugieren que “cuanto más procesados están los alimentos, más probabilidades hay de que contengan plástico”. Por ejemplo, un estudio reveló que el arroz instantáneo contiene muchos más microplásticos que el arroz crudo, otro demostró que los camarones congelados contienen muchos más microplásticos que la pechuga de pollo normal. Además, los envases de plástico de los alimentos liberan más microplásticos, puntualiza la doctora Tyler.
  • Compra a granel. Si quieres reducir los envases de plástico compra a granel. En lugar de comprar paquetes de frutos secos, por ejemplo, compra a granel y repártelos en bolsitas.
  • Olvídate del agua embotellada de un solo uso. “El agua embotellada es peligrosa, contiene mucho plástico”, comparte la doctora Tyler. Está bien comprar una en caso de emergencia pero no lo conviertas en tu primera opción, y no la reutilices ni la dejes en un lugar caliente, añade la doctora Woodruff, ya que esto aumenta la posibilidad de que el plástico se filtre en el líquido.
  • Utiliza una botella de agua rellenable de metal o cristal. Sí, el agua de la llave tiene algunos microplásticos. La cantidad exacta depende de la fuente de agua, de su tratamiento y del sistema de filtrado doméstico, pero los niveles suelen ser mucho más bajos que los del agua embotellada, afirma la doctora Tyler. Sobre este aspecto, no está claro hasta qué punto los filtros de agua domésticos eliminan los microplásticos, señala la doctora Tyler, por lo que podrías estar añadiendo más microplásticos. Si te preocupan los microplásticos en el agua del grifo, compra un filtro cuya capacidad para reducir los microplásticos haya sido probada por una institución avalada.
En comida para llevar
  • Pide menos. Es más fácil decirlo que hacerlo, lo sabemos. Cuando lo hagas, no recalientes las sobras en el recipiente en el que venía.
  • Utiliza tus propios cubiertos. La comida para llevar sabe mejor cuando se come con cubiertos de verdad.
  • Usa tu propia taza de café. La mayoría de los vasos desechables están recubiertos de plástico resistente al calor, dice la doctora Tyler, y la mayoría de las tapas son de plástico. Si viertes un café con leche muy caliente, es más probable que se desprendan microplásticos. En muchos lugares te dejarán usar tu propia taza o termo, dice la doctora Tyler.

Trata de llevar siempre tu taza.

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Otros consejos para el hogar

Otras fuentes potenciales de microplásticos que mencionaron nuestros expertos son los tejidos que entran en contacto con la piel como la ropa, sábanas, toallas y muebles, que liberan partículas diminutas en el aire de tu casa.

Los científicos no han estudiado la exposición a través del contacto con la piel tanto como la ingestión, y aún no está claro hasta qué punto es riesgosa esta vía. Pero recientemente han demostrado que algunas de las sustancias químicas de los microplásticos pueden atravesar la barrera cutánea. El grado de exposición potencial si utilizas un producto, como un jabón corporal, que simplemente está envasado en una botella de plástico sigue siendo incierto. En 2015, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE UU prohibió el uso de microperlas, esas bolitas de plástico de los jabones y exfoliantes para la piel, en productos de belleza y medicamentos, para evitar la acumulación de estos plásticos en las vías fluviales.

Y sabemos que podemos respirar microplásticos diminutos en el aire, comenta la doctora Tyler. Cuando las fibras de la ropa sintética como el poliéster, el elastano, el nylon o el satín se desprenden de la prenda con el lavado, el secado y el uso habitual, y acaban circulando por el aire con otras partículas de polvo, son un riesgo potencial. Aún es pronto para comprender los riesgos, así que los expertos resaltan que no hay necesidad de tirar nada. Pero si quieres ser más precavido, la doctora Woodruff dice que puedes empezar a preferir los tejidos naturales cuando compres ropa nueva. Piensa en prendas 100% de algodón, lino, lana y seda.

Por último, un poco de limpieza puede reducir la acumulación de microplásticos en el polvo y el aire de tu casa, comenta la doctora Woodruff. Hábitos tan comunes como lavarse las manos antes de comer y quitarse los zapatos dentro de casa para no dejar rastro de microplásticos, ayudan. Y la experta añade que los trapos húmedos, los paños de microfibra y las aspiradoras o purificadores de aire con filtro HEPA son excelentes para atrapar el polvo en lugar de esparcirlo por el aire.

¿Se resolverá el problema de los microplásticos?

Sinceramente es terrible tener que gastar energía mental pensando en nuestra exposición a los microplásticos. “Es frustrante que toda la carga del problema de los plásticos recaiga sobre el consumidor y que se asuma que debemos resolverlo”, comenta la doctora Tyler.

Por no mencionar que estos cambios cuestan dinero. Es una gran inversión cambiar las ollas y sartenes, los utensilios de cocina y los recipientes para almacenar alimentos, sobre todo si se trata de artículos fabricados con materiales intrínsecamente más caros como el metal y el vidrio. Aunque, de nuevo, te sugerimos que busques primero en tiendas de segunda mano para mantener que te resulte tan costoso. Y alguien que compra alimentos con vales de comida, por ejemplo, no puede permitirse el lujo de tener en cuenta la exposición a los microplásticos a la hora de hacer las compras. “Me resulta muy difícil hacer estas recomendaciones sabiendo que no son posibles para todo el mundo”, comparte la doctora Tyler.

Lo que de verdad moverá la aguja para todos nosotros son los cambios sistémicos. La doctora Tyler afirma que necesitamos normas de fabricación diferentes, normativas más estrictas contra la contaminación y alternativas asequibles a todo este plástico. Mientras tanto, elegir algunas de las alternativas más fáciles para ti es una buena forma de reducir tu exposición a los microplásticos hasta cierto punto y ser proactivo sobre tu salud en los aspectos que puedes controlar.

Artículo originalmente publicado por SELF.