Diesel Otoño Invierno 2025 es una fantasía furiosa en todo su esplendor. Desde el venue y la sonorización, hasta el maquillaje en un cast genial de modelos y —por supuesto— su propuesta indumentaria. La energía se siente en cada una de sus coloraciones, en la agudeza de sus experimentaciones textiles y en la jubilosa corrupción de sus estructuras. Glenn Martens nos hace sentir que la moda contemporánea existe; que esta industria y este sistema creativo tienen un pulso latente, llevándonos al filo del asiento y recordándonos que vestir es un acto que nos da sentido en el mundo (el cual no sólo sirve para comprobar un estatus).
Con un espíritu dosmilero que se le da de forma natural, Martens juega con la nostalgia, pero es lo suficientemente sagaz como para no limitarse a ello. Por supuesto, los ecos de aquella década resuenan en cada movimiento de sus diseños, pero el lenguaje de Diesel da un paso extra. Técnica y artísticamente, esta colección avanza en materiales que crean nuevas sensaciones. Percepciones que juegan con el error, con lo perturbado, lo destruido, algo sucio incluso, pero que demuestran su impecabilidad en términos intelectuales y formales.
«Básicamente, esto es como si Coco Chanel se hubiera ido de vacaciones a Balmoral, conocido a la reina y se la hubieran cogido», me afirma entre risas, mientras vemos los looks que saldrán a desfilar para Diesel Otoño Invierno 2025. Hay algo elevadamente sofisticado en todas y cada una de sus ideaciones, sobre todo cuando hablamos de patrones y materiales específicos, pero también un dejo de indecencia. Un gesto subversión que se siente tan bajo como los pantalones y faldas que hemos visto. Una proeza en la construcción de estas prendas, dicho sea de paso, pues su posición —muy por debajo de la cadera— no sería posible según las leyes de la física, salvo por la manera en que estas piezas se han fabricado.
Con emoción, Martens nos cuenta sobre la escenografía, la cual ha sido una instalación masiva de graffiti con más de tres kilómetros de tela intervenidos por un colectivo mundial de arte callejero. Siete mil personas involucradas, para ser precisos. Un hecho que rinde cuentas de lo democrática y auténtica que es la marca. Antes de presenciar el desfile, le pregunto que significa hoy por hoy For Succesful Living. «Ser uno mismo», me responde con unos ojos brillantes de emoción antes de que salga la primera modelo.