La dieta Okinawa surgió en una de las zonas del mundo conocidas como Blue Zones, que son distintos lugares alrededor del mundo que se han llamado la atención del mundo y de la ciencia debido a que sus habitantes viven muchos más años que la mayoría de las personas, se mantienen más activos, más sanos y con mejor calidad de vida.
De las Blue Zones se han identificado varios hábitos para la longevidad, entre ellos la actividad física, la socialización y, por supuesto, la alimentación. Cada una de las Blue Zones tiene su propia alimentación, pero hay cosas que tienen en común y sus dietas han sido analizadas en profundidad, con lo que se ha descubierto que la manera en la que comemos tiene un impacto tanto en la calidad como en el tiempo de vida.
Sobre el caso de Okinawa, que es la mayor de las Ryukyu Islands de Japón, los expertos creen que el factor más importante que contribuye a que sus habitantes vivan tanto y tan bien, es lo que comen como parte de su dieta diaria y básica (aunque el estilo de vida y la genética también son relevantes).
¿Qué es la dieta Okinawa para la longevidad?
“En el sentido más estricto, la dieta Okinawa se refiere a los patrones de alimentación tradicionales de los habitantes de la isla japonesa de Okinawa. Se cree que su dieta y estilo de vida únicos les han proporcionado una de las vidas más largas del planeta. La dieta tradicional de Okinawa es baja en calorías y grasas, pero alta en carbohidratos. Hace hincapié en las verduras y los productos de soya junto con cantidades ocasionales (y pequeñas) de fideos, arroz, cerdo y pescado”, dice Healthline.
La clave de esta dieta está en mantener las calorías bajas (aunque no demasiado, ya que es importante cubrir las cantidades recomendadas) y agregar una buena porción de carbohidratos, que ayudan a alimentar al cerebro, a los músculos y a todo tu cuerpo.
La versión moderna de la dieta, según Healthline, consiste en 58% de carbohidratos (y no, no se trata de carbohidratos procesados o comida chatarra), 15% de proteína (de preferencia pescado) y 28% de grasas, mientras que la versión original estaba formada por 85% de carbohidratos, 9% de proteínas y 6% de grasas.
Además, siguiendo la tradición japonesa, la alimentación incluye hierbas y especias a las que históricamente se les ha atribuido cualidades medicinales y antioxidantes. Y, junto con la alimentación sana, los habitantes de Okinawa tienen suficiente actividad física y se mantienen activos conforme envejecen.
De acuerdo con Healthline, esta es la base de la dieta Okinawa:
- Verduras (58-60 %): batata (naranja y violeta), algas marinas, algas marinas, brotes de bambú, rábano daikon, melón amargo, repollo, zanahorias, okra chino, calabaza y papaya verde
- Granos (33 %): mijo, trigo, arroz y fideos
- Alimentos de soja (5 %): tofu, miso, natto y edamame
- Carne y mariscos (1-2 %): principalmente pescado blanco, mariscos y ocasionalmente cerdo (todos los cortes, incluidos los órganos)
- Otros (1 %): alcohol, té, especias y dashi (caldo)
Los alimentos que se evitan con esta dieta con la carne, el pollo, el tocino y otros embutidos o productos procesados, productos animales como el huevo y los lácteos, los alimentos altos en azúcar y los cereales procesados, legumbres que no pertenecen a la familia de la soya, y la mayoría de las nueces y semillas. Las frutas se permiten, pero con moderación.
"Es baja en densidad calórica y alta en densidad de nutrientes y fibra. Es rica en fitonutrientes, incluidos muchos antioxidantes. Tiene una carga glucémica baja y es antiinflamatoria", dijo a National Geographic Craig Willcox, profesor de gerontología en la Universidad Internacional de Okinawa y jefe de investigación y codirector del Centro de Investigación de Okinawa para la Ciencia de la Longevidad, sumando que esto es un punto clave, ya que "la inflamación crónica de bajo grado a nivel celular impulsa el proceso de envejecimiento y las enfermedades relacionadas con la edad, como las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y el cáncer".
La dieta no solo es buena para la longevidad, también reduce el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas, fortalece el sistema inmune y reduce la inflamación, por lo que es una opción perfecta para quienes quieren retrasar el proceso de envejecimiento, o envejecer de una forma más saludable.
El único pero que los expertos le ponen es que es una dieta bastante restrictiva, por lo que puede no ser ideal para todos.