Brasil es de los pocos países del continente americano que tiene en su catálogo la espectacular y moderna ID Buzz de Volkswagen, heredera de la muy querida Combi o Kombi, como fue bautizada en la nación de Latinoamérica. Pero esto no es casualidad. Volkswagen, responsable de su existencia, ha sido una marca que ha tejido una historia de amor con Brasil y se ha convertido en un estandarte de lo que clama su bandera: orden y progreso, pero también de confianza, respeto, oportunidades, aventura y mucha emoción.
Desde su llegada a mediados del siglo pasado, Volkswagen ha sido un motor clave para la industrialización del país y ha contribuido sin descanso en el desarrollo de su economía. Y aún más importante que eso, la influencia cultural de la marca alemana es digna de caso de estudio. Es por ello que planeamos un road trip épico para cualquier amante de los autos: además de disfrutar de los paisajes, vivir experiencias únicas y manejar un auto ultramoderno, existía la gran oportunidad de conocer el impacto de una firma en la vida de tantas personas.
Una aventura inolvidable
Para ser sincero, es un viaje corto: la distancia que separa a las dos principales ciudades del país ronda los 400 kilómetros. Sin embargo, con una planeación estratégica se vuelve una travesía inolvidable. La propuesta es de cuatro días y tres noches que inicia con un día completo en São Paulo. Es imposible no dedicarle una jornada entera a la sede de lugares como el Museo de Arte de São Paulo, ubicado en la cosmopolita Avenida Paulista y famoso por su colección de obras de Van Gogh, Rembrandt y Picasso, entre otros. O admirar el edificio Copan, el icónico rascacielos de Oscar Niemeyer que refleja la arquitectura moderna de Brasil. Y si se logra reservar una mesa en Maní, de la reconocida chef Helena Rizzo, quien ganó hace una década el premio a la mejor cocinera del mundo, el primer día en la agenda recibirá una calificación perfecta.
Para la tarde, nada mejor que una visita a la fábrica de Anchieta, una especie de templo en la industria automotriz local. Para Volkswagen do Brasil es un orgullo esta planta que ha producido más de 14.7 millones de vehículos en su historia, pero también es un centro de investigación, planificación y desarrollo de productos con la más alta tecnología e innovación. Y es nada menos que sede de un museo abierto al público que es un obligado para los fanáticos de la firma alemana. Con más de 100 unidades, el Garaje Volkswagen exhibe autos clásicos que tocan el corazón de más de una persona. Fue inaugurado en 2019 como resultado del trabajo de distintos empleados para conservar el patrimonio de la marca. Su origen es diverso: algunos fueron vehículos de pruebas de los ingenieros de la compañía, otros se guardaron como archivo con cero kilómetros e, incluso, algunos fueron comprados a coleccionistas para representar la herencia de la marca en el país. Hay de todo: Beetles, Brasilias, Variants, Kombis, Apollos, Pointers, Polos, Golfs, Goles y, desde luego, muchos Fuscas o Vochos, como se le conoce al famoso escarabajo de Volkswagen.
Después pasar la noche en São Paulo, lo ideal es tomar camino muy temprano porque este viaje no sigue la ruta más corta sino la más interesante. Si bien hay que tomar rumbo hacia la pintoresca ciudad de Paraty, la primera parada del segundo día es al norte de São Paulo, en donde se encuentra By Deni Studio, un lugar único en el que el pasado de Volkswagen revive en cada detalle. Ubicado en medio de la serenidad de la provincia brasileña, By Deni no es un taller sino un santuario para los amantes de los autos clásicos. Fundado en 2013 por Deni, un hombre que creció paralelo al éxito de Volkswagen, se ha consolidado durante más de 10 años como el referente nacional en restauración de vehículos de la marca y de proyectos especiales destinados a coleccionistas entregados.
En este espacio, un grupo de expertos artesanos restauran con esmero antiguos modelos de la marca alemana, devolviéndoles la vida con una precisión y una dedicación que sólo un verdadero apasionado puede lograr. Este taller tiene una atmósfera nostálgica donde cada tornillo y pieza se colocan cuidadosamente en su lugar, donde el tiempo se detiene y permite ver la grandeza de estos autos en su época dorada. Lo mejor es que Deni ofrece breves tours privados, sin costo, sí y sólo sí detecta que quien lo visita es un verdadero fanático de Volkswagen.
Por la tarde, no hay mejor plan que detenerse en uno de los secretos mejor guardados de la tierra de la caipirinhas: el Lavandario de Cunha, un campo de aroma relajante y color violeta que entrega un oasis de paz en medio de la aventura. No esperen tierras infinitas en esta parada, pero tampoco espacios concurridos, sino un rincón romántico con vistas a las montañas para quitar el aliento. En las pequeñas boutiques de los productores locales se puede encontrar todo tipo de artículos hechos a base de lavanda: desde jabones, perfumes y cremas hasta helados y bebidas.
Más allá de ser una postal encantadora, el Lavandario de Cunha también es un centro de investigación en el que se cultiva esta planta y otras hierbas aromáticas para incorporarlas de una mejor manera a la vida humana. Pasear entre sus pasillos coloridos es un recordatorio de que Brasil no es únicamente exuberancia tropical: también es el telón de fondo perfecto para hacer una pausa, recargarse y preparar para la segunda parte del viaje.
Para terminar el segundo día, es un placer subir de nuevo al ID Buzz y tomar camino a Paraty. Parte de la maravilla de esta ruta es disfrutar un vehículo como el ID Buzz de Volkswagen, una camioneta eléctrica llena de tecnología y detalles como un interior “vegano”, elaborado con materiales reciclables, además de maravillas como los asientos con función de masaje y los sistemas de conducción semiautónomos. Lo más curioso es que este vehículo llegó a Brasil exactamente 10 años después del fin de la producción de su tan amada Kombi.
Amanecer en Paraty es un privilegio. Es uno de los destinos más encantadores de Brasil porque es una ciudad colonial que descansa a la sombra de São Paulo y Río de Janeiro, pero es igual de espectacular. Parece salida de un cuento con sus calles empedradas y las casas blancas con detalles coloridos. Es, probablemente, la parada más instagrameable del recorrido gracias a su preservado centro histórico y a su paisaje rodeado por montañas.
Sugerimos pasar toda la mañana en este poblado. Es obligatorio visitar las iglesias de Santa Rita y de Nuestra Señora de los Remedios, así como disfrutar de un helado en su animada plaza después de haber experimentado la rica gastronomía local llena de mariscos frescos. De hecho, Paraty es famosa por su cachaça —la bebida alcohólica brasileña por excelencia— y es posible visitar destilerías locales para aprender más del proceso de producción. Si queda tiempo y energía, una excursión en barco por la bahía será un recuerdo para la eternidad.
La tarde del tercer día es perfecta para recorrer la carretera costera que lleva a Río de Janeiro. Si bien Barra da Tijuca, Copacabana e Ipanema son playas espectaculares, en el camino hay pequeños paraísos vírgenes donde detenerse para admirar la belleza del país y disfrutar de una bebida fría. Se comete el error de hacer alto en la primera playa espectacular que aparece tras las montañas, pero es mejor seguirse porque hay cientos de opciones, una mejor que la otra, ideales para desconectarse del mundo. Y con la complicidad del ID Buzz, el plan resulta redondo.
La tercera noche ya es en Río con su enorme oferta hotelera. Desde luego que es necesario visitar los obligados de esta emblemática ciudad, como el Cristo Redentor, ubicado en el Corcovado, o el monolito conocido como Pan de Azúcar. O bien darse una vuelta por el estadio o el afamado Jardín Botánico. Pero también vale la pena aventurarse en lugares menos conocidos como Santa Teresa, un pintoresco barrio bohemio con calles empedradas, casas históricas y una vibrante escena artística llena de galerías de arte, bares y restaurantes deliciosos.
Y para cerrar la aventura como fanático de Volkswagen, nada mejor que organizarse para coincidir con el legendario y enorme festival Rock in Rio, donde se han presentado artistas como Queen y Guns N’ Roses, del cual la firma alemana ha sido patrocinador cinco años. Junto a un gran line-up, en el espacio de Volkswagen do Brasil se realizan varias activaciones con enfoque ambiental y social, además de que se presentan las ediciones especiales Rock in Rio que lanzan con algunos modelos más vendidos del país, como el Polo, y se exhiben autos clásicos.
El itinerario de cuatro días y tres noches ha llegado a su fin. Puede parecer corto, pero es un recorrido bien aprovechado. Y hacerlo de la mano de Volkswagen es adentrarse de una manera única en la vida cultural de Brasil.