Esta reseña de Big Little Lies temporada 2 contiene spoilers. No iba a tener segunda parte, pero debido al éxito y a más de 50 premios, los productores de HBO, preguntaron a la autora del libro, Liane Moriarty, si veía más vida para sus personajes después del final que había estipulado. La escritora entregó una nueva novela, y el creador y guionista de la serie, David E. Kelly, la transformó en siete capítulos. Cuando el multipremiado reparto los leyó, acordaron reunirse una vez más para continuar con Big Little Lies.
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“Las mujeres deberían gobernar el mundo.” dice James Tupper, quien interpreta al ex de Madeline (Reese Witherspoon). “Es increíble trabajar bajo las órdenes de Nicole (Kidman) y Reese (productoras ejecutivas). Todo fluye de forma impactante, nos toman en cuenta para sus decisiones y consiguen lo que se proponen en un par de horas. Vaya, ¡trajeron a Meryl Streep!”
La nominada al Oscar por 21 ocasiones, interpreta a la suegra de Celeste (Kidman) y mamá de Perry (Aleksander Skarsgard), quien muere al final de la primera temporada. El caso quedó aparentemente cerrado, pues quienes vieron el “accidente” testificaron que resbaló y cayó. ¿Pero se salieron con la suya?
“El hilo conductor de la serie son las mentiras.” Dice Adam Scott, que interpreta al nuevo esposo de Madeline. “El personaje de Meryl llega con un interés genuino en saber qué le pasó a su hijo y es peor que un investigador del FBI.”
También hay un galán nuevo, Corey, quien se acerca a Jane (Shailene Woodley), y le comparte lo que la gente opina de las “Monterey Five”, apodo con el que la comunidad bautizó a las involucradas en la muerte de Perry. “Este apodo es como una letra escarlata.” Dice Douglas Smith (The Alienist, Big Love), recién ingresado al reparto. “Y es que el show trata sobre el juicio que se hace a las mujeres que no siguen las normas. También habla sobre la masculinidad tóxica. Mi personaje es una fuerza que muestra posibilidades nuevas de relacionarse.”
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La serie en la que Kidman y Skarsgard interpretaron a una pareja co-dependiente que experimenta violencia doméstica (como actores ganaron todos los premios a los que fueron nominados), se convirtió en un movimiento social, que empujó la conversación del #MeToo y otras iniciativas feministas. Por eso, ahora se une Andrea Arnold, experta en cine indie, cuyo trabajo más sobresaliente es Fish Tank (2009), para que a través de su dirección empaticemos con temas que pueden tocar heridas sociales importantes:
Ni la muerte ha liberado a Celeste de su esposo abusador, que se reaparece en pesadillas. Pero a la vez, lo extraña tanto, que necesita tener marcas en el cuerpo como las que él le dejaba. Entendemos a Bonnie (Zoe Kravitz), que, a pesar de haber actuado en defensa, su culpa está acabando con su vida social y marital; a Renata (Laura Dern), cuya hambre de éxito está llevándola a perder todo; a Madeline, que para salvar su matrimonio, acepta tener terapia de pareja; y a Jane, que duda en aceptar a Marie Louise, la mamá de su violador, como abuela de su hijo.
Y es que la madre de un hombre violento… ¿será capaz de ver el lado oscuro de su hijo o con tal de mantener su recuerdo intacto, se dedica a culpar a las víctimas? Después de todo, Celeste jamás llamó a la policía cuando fue golpeada… y Jane no pudo ser violada si ella se “ofreció” a un hombre casado.
“Reese y yo queremos decir a las mujeres que se sienten solas no lo están.” Declaró Nicole Kidman en la premiere. “Entre nosotras nos podemos ayudar y formar familia, pero desgraciadamente nosotras podemos también perpetuar el círculo de abuso. Para mí es muy importante dar voz a las víctimas. Que crean en sí mismas, y en ello continuaremos.”
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