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El cambio de Justin Bieber: sobre Dios, el matrimonio y su disco Justice

Recuerda todos los errores que cometió y cómo casi uno lo destruye, sobre ello platicamos con Justin Bieber y qué lo hizo cambiar. 
Justin Bieber acostado en un sillon para GQ
Hoy, Justin Bieber puede describir su momento más bajo con la claridad de alguien que tuvo que retroceder cada uno de sus pasos para poder salir de su problema.Ryan McGinley

Justin Bieber cometió todos los errores que un niño puede cometer, incluyendo uno que casi lo destruye. Ahora, fortalecido por Dios, el matrimonio y un su último disco (Justice) pone en orden su vida, una positiva, y va solucionando un día a la vez.

Bieber y yo apenas nos conocimos, y cuando le pregunto algo él, habla y habla hasta por 10 iluminados e ininterrumpidos minutos. Habla sobre Dios y la fe, sobre castillos en Irlanda, sobre la vergüenza y las drogas, y su matrimonio. Habla sobre lo que se siente estar vacío por dentro y también sobre estar lleno. En algún punto dice: “Voy a darlo por concluido aquí”, pero no lo hace; simplemente sigue y así es como se charla ahora con él. Es como si estuvieras en un confesionario, como si no aplicaran las reglas de “privacidad” o como si no existiera ese muro grande y opaco alrededor de las celebridades de su calibre.

Él ha vivido una vida muy bien documentada, tal vez una de las más documentadas en este planeta decadente. Pero desde lo que yo sé, no hay un registro de él hablando como ahora, saltando inconscientemente una avalancha de palabras. No lo había hecho en público hasta este momento. Si soy honesto, admito que estoy desorientado; esperaba a alguien completamente diferente, alguien de pocas palabras, con monosílabos; alguien distraído, un tanto infeliz, alguien como el tipo que estoy seguro Justin Bieber era no hace mucho tiempo. Pero ahora estoy perplejo de que lo mejor que tendré es una especie de versión tortuosa de “¿Cómo te convertiste en esta persona?”. Está lleno de deseo de conectarse, de contar su historia en caso de que a alguien más le sirva.

“Siempre he sentido que puedo ser un motivador, siempre he sentido que puedo motivar a las personas y que mis palabras tienen peso”, afirmaRyan McGinley

Es una pregunta que ni siquiera es una pregunta, de verdad. Pero Bieber gentilmente responde: “Está bien”.

Él sabe lo que estoy cuestionando: ¿cómo llegó de donde sea que estuviera hasta aquí?, cómo se convirtió en el hombre que tengo frente a mí, dentro de una pantalla de computadora desde una locación en Los Ángeles que no se nos reveló. Su cabello, dentro de un sombrero, se nota largo en la parte de atrás. Se ve que no tiene prisa. Está casado con una mujer —Hailey Baldwin Bieber— que se preocupa por él como nunca nadie lo había hecho, asegura. Es feliz y, actualmente, está renovando la casa en la que vivirá felizmente con su esposa.

“NO QUIERO PERMITIR QUE LA VERGÜENZA DE MI PASADO DICTE LO QUE PUEDO HACER POR LA GENTE AHORA”.

Los últimos meses unió las piezas para un nuevo disco, Justice, que está plagado de canciones de amor e himnos muy al estilo de los 80 —interpelado con algunos bien intencionados, y tal vez bien aconsejados, interludios con la voz de Martin Luther King Jr.—, las cuales son honestas sobre su pasado y también optimistas sobre su futuro. “Todos me vieron enfermo, y sentí que a nadie le importó un carajo”, canta en el último track del disco, “Lonely”.

“Contestaré lo mejor que pueda”, me dice asintiendo. Sobre quién era en el pasado reciente: “Lastimaba a las personas, lastimaba a las personas, ¿sabes? Hay una cita, estoy tratando de recordarla. No sé si es bíblica, pero sí la recuerdo: ‘Los consolados se convierten en consoladores’. No sé si la has oído antes, pero realmente me siento reconfortado. Tengo una esposa a la que adoro, con la que me siento cómodo. Me siento a salvo. Creo que mi relación con Dios es maravillosa y tengo esta efusión de amor que quiero poder compartir con la gente”.

Es consciente de que la gente a veces lo ha percibido como cualquier cosa, menos como una persona llena de amor. Pero hoy, dice, se ve a sí mismo como alguien que consuela, en parte porque sabe lo que es ser alguien que necesita consuelo. Se pregunta ahora: ¿Cómo puedo ser útil? La nueva música, los mensajes inspiradores que publica en Instagram, la manera deliberadamente tranquila en la que vive sus días. Todo eso de alguna manera está dirigido a su yo más joven, al niño que se estaba ahogando y sintió que nunca sería salvado. Justin Bieber quiere salvar a ese niño ahora, quiere hablar con él, quiere decirle que no todo está perdido.

“No quiero permitir que la vergüenza de mi pasado dicte lo que puedo hacer por la gente ahora”, nos dice. “Muchas personas dejan que su pasado les pese y nunca hacen lo que quieren porque piensan que no son lo suficientemente buenos. Pero yo sólo pienso: ‘Hice un montón de estupideces. Está bien, todavía estoy disponible para ayudar y aún soy digno de hacerlo’”.

Los sacrificios de ser una estrella

El cambio de Justin Bieber: sobre Dios, el matrimonio y su disco JusticeRyan McGinley

Para obtener acceso a él durante una pandemia, primero debes pasar por su equipo médico privado. Una enfermera está de guardia en la casa y en el estudio. Colaboradores, amigos, gerentes, productores, compositores, ingenieros, todas las personas que necesitas reunir para comenzar de nuevo el trabajo de ser Justin Bieber; a todos se les administra una prueba rápida y una de PCR.

“Hay tantas pruebas diferentes”, dice Bieber. “Se vuelven un poco raros, pero es importante para nosotros, ya que estamos operando a un nivel tan grande, con tanta gente, que mantenemos a salvo a todos”. Bieber y Hailey pasaron los primeros tres o cuatro meses de la pandemia en Canadá, donde él nació, y luego regresaron a Los Ángeles y han estado ahí desde entonces. Tiene 27 años y el interludio en esta casa representa probablemente el tiempo más largo que ha pasado en un lugar desde su infancia: “Me he estado mudando desde que tenía 15 o 16 años”, nos cuenta.

Nos relata la historia de un viaje que hizo a Toronto, justo después de firmar su primer contrato discográfico, cuando aún era un niño y ya estaba exhausto de lo que el éxito le iba a pedir: “Este niño pequeño estaba trabajando tanto que ya estaba muy triste. Extrañaba a mis amigos y la normalidad. Así que yo y un amigo escondimos mi pasaporte, la disquera estaba vuelta loca. Me decían: ‘Tienes que ir al programa Today la próxima semana y no encuentras tu pasaporte’. Toma cierto número de días conseguir uno nuevo, pero en ese tiempo estaba dispuesto a hacer lo que fuera para ser normal”.

Escondió el pasaporte y después confesó lo que hizo, así que todos se preocuparon. Le preguntaron si estaba bien, pero de inmediato volvió a esta maquinaria y fue al programa de televisión como debería haber ocurrido. “Tenía este sueño de convertirme en la mayor súper estrella en el planeta”, nos dice ahora, pero apenas iba a darse cuenta de lo que significaba cumplir ese sueño, o lo que le iba a costar.

Tú no necesitas sentir simpatía por personas como Justin Bieber: gente que busca atención, dinero y fama. Hay quienes no lo consiguen nunca, pero otros reciben las tres. A lo largo de nuestra conversación, por momentos pienso en un momento específico del documental Justin Bieber: Never Say Never (2011). Ahí está joven, tiene 15 años o algo así, y aprende a convertirse en una persona que puede hacer, literalmente, todo — ya sea bueno, malo o bizarro— y tener a su lado a gente que le festeja lo que sea.

En algún punto, la cámara toma a Bieber en una cancha de básquetbol, realizando unos tiros. Falla uno, y cuando lo hace, se voltea a la cámara y le dice: “Puedes editar eso, ¿verdad?”. Eso es el retrato de una persona que está empezando a creer, para bien o para mal, que su realidad puede doblarse hacia sus propias preferencias.

Bieber quiere decirte que tú también eres un milagro.Ryan McGinley

Y como sociedad, nosotros estamos familiarizados sobre qué le pasa a niños como Justin Bieber. Reconocemos lo que le pasó a él —esas cosas pequeñas y desagradables, y a veces peligrosas, que hizo y que no defenderá, las cosas igualmente desagradables que la gente dijo sobre él mientras las hacía—. Pero les comparto un punto de vista personal: ser famoso rompe algo en tu cerebro, especialmente cuando llega por tu talento, por las cosas que amas y has trabajado desde que eras pequeño. Justin se ganó su éxito cuando aún era un niño, después su regalo se convirtió en una serpiente y lo mordió.

¿Cómo te conviertes en una persona normal cuando no tienes acceso a nada normal en toda tu vida? No puedes, no lo haces.

Si le preguntas a Bieber qué estuvo haciendo los últimos cinco años, si el mundo debió cerrarse y encerrarlo en su casa, te diría que en ese tiempo las cosas eran muy oscuras: “Estaba rodeado por muchas personas y estábamos como escapando de la realidad de nuestras vidas”, nos cuenta, “creo que no estábamos viviendo en la realidad”.

Quizás The Rapper, su amigo, recuerda esos días: “Ambos éramos muy jóvenes”, nos dice, “con muchas influencias y con mucho más dinero del que probablemente jóvenes de esa edad deberían tener. Vivíamos en Los Ángeles y, bueno, ni siquiera sé cómo describirlo sin que se oiga mal”.

“TENGO UNA ESPOSA A LA QUE ADORO, CON LA QUE ME SIENTO CÓMODO. ME SIENTO A SALVO”.

En aquella época, Bieber tenía 21 o 22, era un punto bajo cuando se suponía que debería ser una vida cálida. En las noches, nos dice, los miembros de su equipo de seguridad se metían a su habitación para verificar que aún tuviera pulso. “Tenía todo este éxito y me sentía triste, con dolor y con una sensación de que tenía cosas pendientes por resolver. Pensaba que todo este éxito mejoraría las cosas, entonces las drogas eran como un agente adormecedor para poder continuar”, asegura ahora.

“Ser famoso rompe algo en tu cerebro, especialmente cuando llega por tu talento, por las cosas que amas y has trabajado desde que eras pequeño”, nos cuentaRyan McGinley

Hoy, Justin Bieber puede describir su momento más bajo con la claridad de alguien que tuvo que retroceder cada uno de sus pasos para poder salir de su problema. “Sólo perdí la visión de mi carrera”, nos comenta, “había tantas opiniones y en esta industria hay personas que se aprovechan de las inseguridades de otras para su beneficio. Y cuando eso pasa, obviamente, te enojas. Entonces eres esta persona joven y enojada que tiene sueños grandes, pero el mundo te ensombrece y te convierte en alguien que no querías ser. Luego, un día despiertas, tus relaciones están destruidas, eres infeliz y tienes mucho éxito a tu alrededor, pero piensas: ‘Bueno, ¿de qué sirve si aún me siento vacío por dentro?’”.

Josh Gudwin, el ingeniero y a veces productor de Bieber, nos dice: “Cuando inicias joven en tu carrera, no entiendes cómo funciona todo esto. Las personas a tu alrededor sí lo entienden, son quienes ponen las cosas en marcha”. Y aunque Justin ahora sabe qué es lo quiere e incluso terminó de grabar la voz de Justice en menos de 45 minutos por canción, Gudwin nos asegura que cuando era joven las cosas eran diferentes.

¿Para qué había sido todo esto? Cantando, Bieber dice: “Se supone que me daría mucha satisfacción. Yo nací para esto, es el propósito de mi vida. Sé que cuando abro la boca a las personas les encanta oírme cantar. Literalmente, puedo empezar a cantar en la calle y la gente se aglomeraría a mi alrededor, entonces pienso ‘Ok, esto significa algo’. Hay reciprocidad: uso mi don para servir a la gente. Eso es lo que amo. Y ahora pienso mucho que cuando eres niño y aún no tienes una identidad, tratas de averiguar quién eres y tienes a toda esta gente diciendo lo bueno que eres, ¿lo increíble que eres? Simplemente empiezas a creerte todo eso y tu ego se asienta. Ahí es cuando las inseguridades llegan, comienzas a tratar a las personas de cierta manera, a sentirte superior y por encima de los demás. Después, hay un cambio en tu dinámica. Un día desperté y simplemente me pregunté ¿quién soy? No lo sabía y eso me espantó demasiado”.

Eso ocurrió en 2017, el año en el que canceló las últimas fechas de un tour mundial en el que, en sus propias palabras, ganaría “montones de dinero, dinero que cualquier otra persona nunca rechazaría”. Pero también estaba completamente convencido de sentirse miserable, que encontró muchas maneras de alejar a sus familiares y amigos, que poco a poco por su mal comportamiento construyó una jaula y que terminaría encerrado ahí para siempre. Entonces, se preguntó: “¿Alguna vez seré capaz de vivir una vida normal? ¿Alguna vez seré alguien centrado o sólo haré dinero y todas estas cosas, pero terminaré mi vida completamente solo? ¿Quién quiere esa vida?”.

Cerca del final del tour, antes de cancelarlo, se encontró en un castillo en Irlanda: “Es un castillo viejo, en un estado de conservación hermoso, con unos contornos completamente inmaculados”. Con ademanes simula la forma, como si aún pudiera verla vívidamente. “Está sobre un hermoso cuerpo de agua. Yo estaba ahí, completamente solo y por dentro estaba triste”. Así que no pudo disfrutar la opulenta belleza de ese lugar; de hecho, no pudo sentir absolutamente nada.

Ahora Bieber abraza las cosas mundanas que forman una vida bien ordenada, incluso hasta aburrida.Ryan McGinley

Ahí empezó un proceso para averiguar qué estaba mal dentro de él y cómo arreglarlo: “No intentó automedicarse, no intentó adelantarse a esa etapa de su vida, simplemente lo enfrentó y realmente pasó mucho tiempo preguntándose cómo mejorar. Ha trabajado tanto en sí mismo, más que cualquier otra persona que conozcas. Muchos creen que lo hacen, pero en realidad no, ya que nunca han llegado a ese punto”, asegura Gudwin.

En Seasons, una serie documental de YouTube, hay muchas teorías sobre Bieber y el hecho de que no puede sentir alegría, del porqué le cuesta tanto levantarse de la cama o, simplemente, ser un ser humano funcional. “Nadie en la historia de la humanidad tuvo que crecer como lo hizo él, nadie ha sido tan famoso”, declara en un episodio Scooter Braun, su mánager.

Después de tantos años sobre un escenario, “los niveles normales de dopamina ya no te emocionan”, opina uno de sus amigos más longevos, Ryan Good. Se ve a Hailey metiendo a su esposo dentro de una cámara hiperbárica con la esperanza de que más oxígeno pueda ayudar. Aparecen dos especialistas en neurología, hablan de cómo Bieber fue criado (por dos padres poco confiables y abrumados que se separaron cuando él era muy joven) y de sus elevados niveles de cortisol; ambos lo dejaron sin un modelo a seguir o sin herramientas para buscar una vida tranquila. Le dan intravenosas y antidepresivos, se le diagnostica la enfermedad de Lyme y Mononucleosis.

Pero si ahora le preguntas sobre esto, sobre tantos diagnósticos, esta búsqueda extensa de la raíz física de por qué todos los días se sentía tan mal, lo que él responde es simple: “Para ser honesto, estoy más sano, y sí pasaban muchas cosas en mí. Sí tuve Mononucleosis y sí tengo la enfermedad de Lyme, pero también navegaba en un terreno emocional y eso tenía mucho que ver. Nos gusta culpar a muchas cosas de otras. A veces… Son sólo tus propios problemas”.

Tocar fondo para renacer 

Dos hechos trajeron de regreso a Justin Bieber: su matrimonio y su fe.Ryan McGinley

Dos hechos trajeron de regreso a Justin Bieber: su matrimonio y su fe. Lo que tienen en común es que son sistemas de valor que no dependen de su desempeño a cambio de dinero. Bieber habla mucho sobre “tener que” contra “querer”, y su vida fue moldeada principalmente por el primer juego de palabras, en el sentido de que desde joven fue educado no por sus padres, sino por managers, guardaespaldas y ejecutivos de las discográficas, cuyas presencias y objetivos eran mantener el negocio viento en popa. Lejos del dinero y del éxito —por ejemplo, quedarse en Toronto con sus amigos en lugar de ir al programa Today—, lo que él quería fue algo que aprendió a no considerar mucho.

Pero él siempre fue alguien “obligado” a casarse, nos dice. “Sentía que ese era un llamado, casarme y tener hijos, vivir toda la experiencia completa” (sobre la parte de los bebés: “No en este momento, pero eventualmente”). Si hablas con personas dentro de su círculo, casi todos resaltarán que Hailey es la primera pieza de su redención. “Ella es fuerte, consistente, una fuerza estabilizadora en su vida”, nos cuenta Good, “y eso es algo que él extrañaba en todos estos años”.

Bieber es honesto sobre el hecho de que su matrimonio no ha sido fácil: “El primer año realmente fue difícil”, nos confiesa, “porque pasaron muchas cosas. Simplemente había una falta de confianza, había todas estas cosas que no quieres admitir frente a la persona con la que estás, ya que te da miedo. Y no quieres espantarlos al decirles ‘Tengo miedo’”.

Pasó su primer año como esposo “dentro de un cascarón”, nos dice, pero llegó un punto en el que comenzó a creer. Ahora nos asegura que en su matrimonio con Hailey “estamos creando momentos de nosotros como pareja, como familia, construyendo recuerdos. Y eso es hermoso, ahora tenemos eso para mirar hacia delante. Antes, en mi vida no tenía que ver hacia adelante. Mi vida hogareña era inestable, no existía. No tenía a alguien para amar, no tenía a alguien para hablar; pero ahora sí”.

Dios en la vida de Bieber

"Toda mi vida tuve una familia separada, así que me atraía una que se reunía para cenar, para reírse y hablar”, confiesaRyan McGinley

Y luego está Dios. Y si le preguntas a Chance the Rapper por qué él y su amigo parecen tan felices en una industria que tiende a despedazar a las personas, él te contestará sin dudarlo: “Para ambos, nuestra receta secreta es Jesús. Justin no lo finge, busca a Jesús con sus problemas, con sus éxitos. Él me llama sólo para hablar sobre Jesús”.

Es hermoso escuchar que Justin Bieber habla sobre Dios. “Él es la gracia”, nos dice. “Cada vez que nos equivocamos, él nos levanta. Así es como lo veo. Entonces es así, si cometo un error no viviré con eso, no me sentaré ante la vergüenza, pero realmente me provoca tratar de hacerlo mejor”. Y tal vez esto es conveniente, Bieber ha hecho muchas cosas en su vida que necesitan perdonarse y un ethos de total aceptación puede acercarse alarmantemente a un ethos de total impunidad, de tener razón en tus acciones, sin importar cuán malas, oscuras o egoístas sean.

No soy un creyente, pero a Bieber no le importa: “Mi meta no es tratar de persuadir a alguien para que crea lo que yo creo”, afirma, “si puedo ayudar a alguien, genial. Y si alguien dice: ‘Hey, yo no creo en eso, no pienso que sea verdad’, pues esa es su perspectiva”.

Bieber se ha acercado a distintas iglesias —ahora asiste a Hillsong, que alguna vez estuvo asociada con el ahora deshonrado pastor Carl Lentz, quien fue despedido el año pasado por “fallas morales”—. Bieber no lo menciona por su nombre, ni siquiera indirectamente, pero sí dice que ha visto de primera mano cómo la fe, en sus variadas formas institucionales, puede mutarse en otro tipo de adoración de celebridades. “Pienso que muchos pastores se ponen sobre un pedestal”, nos comenta, “sin embargo, la realidad es que cada ser humano tiene el mismo tipo de acceso con Dios”.

Cuando Justin tenía 15 años, conoció a un pastor de nombre Judah Smith, quien manejaba junto con su esposa una iglesia llamada Churchome. Bieber conoce a muchas personas y la mayoría quiere algo de él. Pasó el tiempo y cuando comenzó a salir de sus años malos y buscó consejo, Smith seguía ahí. Justin notó eso y, en retrospectiva, el pastor nunca le había pedido nada. “Él puso nuestra relación por delante”, cuenta. Y después empezó a notar otras cosas, como la manera en la que los miembros de la familia de Smith se preocupaban el uno del otro. “Era algo que siempre soñé, porque mi familia se fracturó. Toda mi vida tuve una familia separada, así que me atraía una que se reunía para cenar, para reírse y hablar”, confiesa.

Ese sentido de pertenencia, de preocuparse y de estabilidad lo reconoció como algo que siempre quiso, pero nunca tuvo. “Llegué a un punto en donde decía: ‘Dios, si eres real, necesito que me ayudes porque no puede hacer esto yo solo. Estoy luchando tan duro, cada decisión que tomo sale de mi ego egoísta. ¿Qué es lo que quieres de mí? Pones todos estos deseos en mi corazón para que yo cante y haga música, ¿de dónde viene esto?, ¿por qué tengo esto en mi corazón?, ¿qué es lo que quieres que haga con eso?, ¿cuál es la razón de que esté en este planeta?’”.

Y cuando Bieber pidió ayuda, lo que pasó fue que algo o alguien respondió. Repentinamente, tenía una certeza: “Si Dios me perdona, me ama y pones las cosas a andar, si él pone estos deseos en mi corazón, entonces voy a confiar en él”. Y Smith, nos confiesa, le dio sentido a esa relación: lo que Dios podría significar para él, y lo que él podría significar para Dios.

“Sólo sigo confiando en lo que Él dice y lo que me intenta decir”, nos cuenta Bieber. “Y sólo pienso que él me habla, no es audible, no escucho su voz. No sé si hay gente que lo escucha, sé que hay gente que lo dice, y en la Biblia se habla sobre eso, pero yo nunca lo he escuchado. Son como empujones: ‘¡No hagas esto’ o ‘establece estos límites’”. La voz en su cabeza, esa voz que todos tenemos y nos dice que somos menos, que no somos lo realmente buenos o que nuestros errores van más allá de la redención, él dice que esa voz habló y dijo: “Estás perdonado”.

Ave Fénix 

“No quiero permitir que la vergüenza de mi pasado dicte lo que puedo hacer por la gente ahora”, nos dice.Ryan McGinley

Ahora es cuidadoso sobre su tiempo, sus rutinas y su agenda. Ahora tiene reglas, establece los límites, construye en sus descansos. No trabaja hasta después de las 6 de la tarde —el otro día intentó ir al estudio a las 5:30 para afinar algunas cosas de Justice, pero Hailey lo detuvo en la puerta y lo obligó a quedarse en casa—. “Cenamos juntos y platicamos”, relata, “no hablamos nada sobre el maldito trabajo, sólo nos reímos y vimos videos graciosos. Me recordó quién soy y lo que hago, ¿sabes?”.

Ahora abraza las cosas mundanas que forman una vida bien ordenada, incluso hasta aburrida: “tengo juntas y nunca fui bueno con eso. Pero pienso, ‘Ok, si quiero ser un individuo sano, esto es lo que los adultos sanos hacen. Tienen una agenda, un calendario y lo respetan, ¿y eso es beneficioso, no?’”.

Intenta ser mentor de artistas jóvenes, ser esa persona sólida para ellos y que el deseó que hubiera tenido para él mismo. Hay un momento en el nuevo documental de Billie Eilish, en el que ella y Bieber se conocen en Coachella. Es frente a montones de personas, Eilish es su fan desde hace mucho tiempo, se le nota que está emocionada, y Bieber sólo se para ahí, radiando calidez, paciencia y empatía, hasta que ella enfría su cabeza para continuar con el momento y Justin le da un abrazo. La hace sentir segura, con todo y que él estaba pasándola mal. “En ese momento, aún tenía días difíciles”, comenta Ryan Good.

Ahora se permite ser tan abierto en su día a día, que en un momento de nuestra conversación llora. Es un llanto suave, es más el rush de sus emociones que preceden a las lágrimas. Sólo es que sigue pensando en Dios, el mundo y su papel entre ambos, y en ocasiones eso lo abruma. Le pregunto si aún reconoce a la persona que era de joven, si aún se identifica con esa persona, si ya la perdonó. “Muchos nunca harán lo que desean hacer porque tienen miedo y vergüenza”, comienza así su respuesta. “No se sienten completos para alcanzar lo que les dice su corazón o hay una razón por la que siempre han querido ayudar, pero simplemente se preguntan: ‘¿Caray, ¿quién soy?, ¿quién soy para poder hacer esto?’. Siempre he sentido que puedo ser un motivador, siempre he sentido que puedo motivar a las personas y que mis palabras tienen peso. Pero cuando comienzas a vivir avergonzado, devalúas lo que nunca debió de perder valor. Y es por eso…”.

Baja la cabeza en silencio y durante 20 o 30 segundos no dice nada. Ni siquiera puedo ver su cara. Después la levanta y continúa, su voz es espesa y áspera: “Es gratificante ser todo para lo que fuiste diseñado. En este punto en mi vida, creo que estoy justo donde debería de estar, haciendo lo que pienso que Dios quiere que haga. No hay nada más satisfactorio”.

¿Puedo preguntar qué estabas pensando en la pausa que hiciste hace un momento?, le digo. “Claro. Yo sólo estaba un poco emocional, incluso en esta entrevista, es como… Me importa. Tienes este deseo en tu corazón de hacer lo que haces, y lo estás haciendo. Y ahora comparto lo que creo que Dios puso en mi corazón y sueltas estas preguntas dentro de tu cabeza, sacas todo esto dentro de mí y es hermoso. Tú eres como yo. En realidad, todos somos un milagro”.

Bieber intenta ser mentor de artistas jóvenes, ser esa persona sólida para ellos y que el deseó que hubiera tenido para él mismo.Ryan McGinley

Su voz es suave y así ha sido durante todo el tiempo de esta conversación. Pero, como lo ha hecho últimamente, continúa: “Sabes, el hecho de que estés aquí, aunque no estuviste en mi posición… Vaya, no conozco tu historia, no sé de dónde vienes, ni lo que pasaste, pero sé que no ha sido fácil, que no todo fue miel sobre hojuelas. Seguramente alguna mierda provocó que no quisieras hacer cosas en algún punto, no hacer lo que te sientes destinado hacer, y no bajaste la guardia. Pero ahora estás aquí, y eso es un milagro”.

Bieber quiere decirte que tú también eres un milagro: “¿Qué puedo hacer para animarte? Puedes hacerlo, eres valioso. Lo que sea que estés diciendo o pensando sobre ti mismo, no es necesariamente cierto. Simplemente no lo es”.

“No sé que es lo que te dé claridad”, me dice Justin, quien por fin se queda sin palabras. Trata de estar menos concentrado en el resultado de las cosas. Sea como sea, últimamente está bien. Él sonríe: “Esto sólo es una terapia para mí”.