Riesgos

Los microplásticos ya han llegado al cerebro, pero ¿cómo?

La presencia de microplásticos en el cerebro es una mala señal para la salud del cuerpo, pero su fuente no es del todo clara.
microplasticos vistos en microscopio
La presencia de microplásticos es cada vez mayorBEN STANSALL/Getty Images

El tema de los microplásticos es cada vez más escuchado entre la gente, pero ¿de qué estamos hablando cuando mencionamos esto? ¿Y qué efectos tienen en el cuerpo?

Lo primero que debes saber es que los microplásticos son pequeñas partículas de plástico, de menos de cinco milímetros de diámetro, que se forman por la descomposición de objetos plásticos más grandes, por ejemplo juguetes, materiales de laboratorio, botellas, etc. que se pierden entre la basura (o, en algunos casos, también son plásticos miniatura que se fabrican ya con ese tamaño para productos como cosméticos o productos de limpieza).

Actualmente, los microplásticos se pueden encontrar en diversos espacios del medio ambiente, como océanos, ríos, aire e incluso en los alimentos que consumimos. Después de todo, debido a su tamaño diminuto, pueden pasar desapercibidos. No obstante, su impacto ambiental es considerable, afectando a la fauna marina y contaminando los ecosistemas.

Además, la presencia de microplásticos en el cuerpo humano provoca daños en órganos como los pulmones, el hígado o los intestinos, puesto que, aunque aún se investiga el alcance total de sus efectos, se sospecha que pueden provocar inflamaciones, estrés oxidativo e incluso alterar el sistema endocrino, sumando a esto que algunos microplásticos contienen aditivos químicos o absorben contaminantes del entorno, lo que aumenta su toxicidad potencial.

Sí, el panorama no suena muy bien… pero por si fuera poco, estudios recientes han detectado microplásticos en el cerebro de las personas. Y esto es todo lo que debes saber al respecto.

Microplásticos en el cerebro

Las tablas de cortar, las botellas de agua y los alimentos pueden ser fuente de microplásticos

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Una investigación reciente, titulada “Bioaccumulation of microplastics in decedent human brains” y publicada en Nature Medicine identificó que muestras de cerebro humano de 2024 tenían casi un 50 por ciento más de microplásticos que las muestras de cerebro de 2016, lo cual activó las señales de alarma de la comunidad científica y de los medios de comunicación. De acuerdo con Matthew Campen, toxicólogo líder de la investigación, “Este material está aumentando exponencialmente en nuestro mundo”, lo cual provoca, naturalmente, que mediante más microplásticos se integren al medio ambiente, más se encontrarán en el cuerpo humano.

Además, esta investigación retomó descubrimientos de otros colegas científicos que señalan que los cerebros de las personas con demencia tenían muchos más microplásticos que los cerebros de las personas sin ella, aumentando la preocupación al respecto. También, el año pasado se identificó que había microplásticos presentes en testículos y en placentas humanas, junto con registro de microplásticos en la sangre, el semen, la leche materna e incluso en las primeras deposiciones de un bebé.

Efectos de microplásticos en el cerebro

Las personas con demencia han mostrado mayor concentración de microplásticos

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Como ocurre con muchas sustancias, “la dosis hace el veneno”. Es decir, si la cantidad de microplásticos hallada en el cuerpo es baja, también lo serán sus efectos en la salud. No obstante, conforme esta aumenta, como lo está haciendo ahora, los riesgos tóxicos son mayores.

Por eso, su presencia en el cerebro es alarmante, siendo una zona tan importante en la salud humana; el estudio citado informa que la concentración media de microplásticos en 24 cerebros humanos de 2024 era de casi 5,000 microgramos por gramo, lo cual equivale a unos siete gramos de plástico por cerebro, tanto como lo que compone una cuchara desechable o unos cinco tapones de botellas de agua. Por su parte, los cerebros de las personas con demencia tenían más.

Lamentablemente, el proceso para identificar el origen de los microplásticos y erradicarlo ha sido complejo y, contrario a lo deseado, parece ir en aumento, haciendo difícil el control de este fenómeno, aunque sin duda, un paso importante sería reducir la producción y desecho de basura de materiales realizados con plástico, que terminan en el océano y el medio ambiente y crean una de las principales fuentes de contaminación mediante el aire, el cabello, los alimentos y más.