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¿Puede Damiano David revivir al hombre rock star sexy?

Se convirtió en uno de los músicos más importantes del mundo tras ganar el concurso Eurovisión con su banda, Måneskin, y ahora Damiano David tiene la mira puesta en una carrera solista a nivel global. Entre espressos y cigarros en Roma, el cantante italiano argumenta que la música pop necesita desesperadamente un frontman de alta costura.
Damiano David para GQ Hype 2025 full shot total look en negro
“Lo que realmente quiero hacer es aportar esa clase y elegancia italiana”, comparte Damiano David sobre su transición al pop como solista. Camisa y pantalón: Saint Laurent by Anthony Vaccarello. Botas: Christian Louboutin. Aro nasal (en toda la historia): propiedad de Damiano. Collar (en toda la historia): Bvlgari.Dan Jackson

Damiano David, el frontman de Måneskin, juguetea con el cenicero. Fuera, en la Piazza del Popolo, a un minuto a piedi del patio del hotel donde nos encontramos, un elenco de hombres extravagantes parece haber sido liberado sobre las mujeres de Roma. Un vendedor de paletas de caramelo está concentrado en seducir a un grupo de turistas. El maître de un restaurante de lujo entretiene a sus meseras espantando una paloma con su sombrero. No uno, sino dos bufones —primero haciendo malabares y después dejando caer naranjas— lanzan besos a las signoras nacaradas que se detuvieron para devolverles la fruta. “Sí”, dice Damiano, casi con indiferencia, “todo el mundo es como un cómico”.

A su manera, Damiano David es un artista de performance de esta variedad particularmente romana de desvergonzada arrogancia masculina. Es el cantante principal de una glamurosa y muy cachonda interpretación de una banda de rock, cuyo ascenso al estrellato internacional se lee como una epopeya absurda. Comenzó con David, un músico callejero en la concurrida Via del Corso, y alcanzó uno de sus múltiples clímax cuando él —sin camisa, con pantalones de cuero, delineador de ojos y tacones Louboutin— ganó el carnavalesco show europeo de talentos Eurovisión. Su actuación descaradamente sensual con Måneskin lo convirtió en la musa del exdiseñador de Gucci, Alessandro Michele, y en un blanco favorito de los paparazzi. Además, en una ocasión le valió un regaño del entonces presidente francés (hablaremos de eso más adelante). “Los romanos tienen este sentido del humor”, dice el cantante, encendiendo un cigarro. Pero la espada, advierte, es de doble filo. “Definitivamente, es una ciudad de jueces”.

"¿Voy a ser capaz de hacer música lo suficientemente buena como para que me satisfaga?”, se cuestiona Damiano ante su carrera como solista.

Camisa: Valentino. Reloj y aretes (en toda la sesión): Bvlgari.

Dan Jackson

El talento de Damiano ha sido juzgado una y otra vez de forma positiva —Måneskin fue votado para la fama en el camino hacia la gloria de Eurovisión—, pero el joven de 26 años también ha soportado críticas desproporcionadas. Måneskin son unos poderosos profesionales del rock comercial, un género que está en peligro de extinción en varias partes del mundo, casi inexistente en Italia y cuyos defensores restantes parecen empecinados en crucificar a David por méritos antiguos como la “autenticidad”.

Aun así, desde su primer álbum en 2021, Måneskin ha tenido éxitos que han permanecido 11 semanas en la cima de las listas de rock de varias naciones. El grupo obtuvo una nominación al Grammy al mejor artista nuevo, fue noticia en los MTV Music Awards (en gran parte gracias a la tanga y las chaparreras de David) y ganó el premio a la canción de rock favorita en los American Music Awards de 2022 por “Beggin’”, un cover monstruosamente pegajoso de un tema que originalmente cantaron Frankie Valli and the Four Seasons en 1967. Con el impulso del feed For Your Page de Tik Tok, “Beggin’” se catapultó al Top 40 de Billboard y al número uno de su lista Rock & Alternative Airplay. La prensa estadounidense seguía declamando las credenciales rockeras de Måneskin cuando Damiano anunció que la banda se tomaría un descanso para que sus integrantes pudieran dedicarse a proyectos musicales personales.

En Italia, el calibre de la fama de David le impide salir en público con libertad. Para hablar de su primer álbum en solitario, Funny Little Fears, que estrenará esta primavera, se esconde en un rincón especialmente selvático de la terraza. Su comportamiento habitual —el sudoroso y afligido ángel oscuro expulsado del infierno para seducir a los hombres y mujeres de la tierra— no aparece por ninguna parte. Damiano está perfumado, bañado y vestido “muy cool” con mocasines y pantalones de dandi del color de una avellana.

“Culturalmente, damos mucho significado a las letras”, explica Damiano sobre la fuerza del rock italiano.

Bata: Rick Owens. Shorts (en toda la historia): S.S. Daley. Aro en el pezón (en toda la sesión): propiedad de Damiano.

Dan Jackson

Un giro caballeroso hacia la música pop está en el horizonte de Damiano David. El otoño pasado, en una aparición en The Tonight Show Starring Jimmy Fallon, interpretó una nueva canción sospechosamente sentimental, vistiendo no solo una camisa, sino también saco cruzado y corbata. El cambio, me atrevo a decirle, hace que el David de Måneskin de otros tiempos, vestido con collar de perro y malla, se sienta como un personaje en la tradición de Ziggy Stardust de David Bowie. Damiano hace una pausa para que la mesera se acerque y la saluda con un Buongiorno tan aterciopelado que ella se ríe. Muy cortés, la protege del humo de su Camel mientras ella le entrega cornetti azucarados, espressi y servilletas bordadas. “Lamento no haberme presentado con un nombre artístico”, me dice a través del humo. “Me arrepiento de no haberlo hecho en el pasado”.

Como Harry Styles y Justin Timberlake antes que él, David ha llegado a un punto de inflexión profesional en el que surgen ciertas preguntas. En su caso: ¿las excentricidades de una banda de rock se traducen en la presencia de una estrella pop? ¿Puede Damiano triunfar da solo en el mundo y pasar la prueba en su país? ¿Volverá a ponerse pantalones que dejan el trasero al descubierto? “Me habría aterrorizado si hubiera pensado: ‘Ok, dejé la banda y ahora quiero ser cada vez más famoso y ganar más dinero’”, afirma. Sin los miembros de Måneskin a su lado, la (llamémosla) vulnerabilidad de una carrera solista parece amenazar a David, aunque no de forma desagradable. “No tengo como objetivo romper el récord de streaming... Lo que me asustaba más bien era: ¿voy a ser capaz de hacer música lo suficientemente buena como para que me satisfaga?”, agrega. Las joyas dentales unidas a sus caninos brillan al sol. “¿O terminaré desenmascarándome a mí mismo?”.

“Tu ‘fisicalidad’ debe estar a la altura de la música”, expresa Damiano sobre la presencia que se requiere en el escenario.

Camisa: Hermès.

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“Las letras son más difíciles de encajar”, destaca en cuanto a las diferencias con la música en inglés.

Abrigo y chaleco: Maison Margiela. Pantalón: Dsquared2. Botas: Giuseppe Zanotti.

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Talento sobrenatural de Damiano David

A cualquier no europeo promedio se le perdonará su ignorancia sobre el Festival de la Canción de Eurovisión. La forma más sencilla de entenderlo es imaginarlo primero como un concurso de talentos estándar basado en canciones y después elevar su importancia al nivel de los Juegos Olímpicos. A los participantes se les trata menos como actos individuales y más como embajadores de sus países de origen.

En la edición de 2021, Måneskin fue el auténtico comodín, unos guasones retorcidos en medio de una lista de baladistas estrafalarios y empalagosos. Entre, digamos, el candidato de Alemania —un músico llamativo llamado Jendrik, que cantó una balada contra el odio con su ukelele enjoyado— y el de Noruega —un sensible compositor llamado Tix, que con alas de ángel emplumadas interpretó una balada a favor del amor—, los italianos de Måneskin parecían una tropa de saqueadores en celo. Empujando la pelvis bajo la ropa de cuero personalizada de Etro, Damiano y sus compañeros de banda (el baterista Ethan Torchio, el guitarrista Thomas Raggi y la bajista Victoria De Angelis) eran un cuarteto de punketos plutonianos que seguían al dios del sexo bajo el signo del rock. Los acordes potentes marcaban el ritmo de las letras que ya estaban tatuadas sobre los pectorales de Damiano. Las canciones originales que entregaron a una audiencia televisiva de unos 183 millones de personas eran un smoothie sónico de Mötley Crüe, Placebo y Skid Row. Aunque su país de origen ha tenido a la rara estrella de rock en el pasado, Italia trató a Måneskin —la palabra es danesa y significa “luz de luna”, pronunciada moan-uh-skin— como un ataque meteórico de un planeta extranjero donde Poison y Judas Priest eran reyes con las mejores canciones de metal de la historia.

¿Qué hace que el rock en italiano parezca tan extraño? En parte, explica David, es el idioma —un idioma asombrosamente bullicioso que no encaja con las líneas angulares de la guitarra tan fácilmente como, digamos, el inglés británico— lo que hace que la composición sea un campo de minas relativo. En italiano, explica, “hay muchas consonantes y sonidos duros, así que las letras son más difíciles de encajar”.

“Culturalmente, damos mucho significado a las letras”, continúa, mientras aspira pensativo su cigarro. “Algo como Guns N’ Roses o como Metallica —donde las letras son tanto ruido como significado— es muy difícil de tener aquí”. En cuanto a la presencia en el escenario, Damiano dice que la música simplemente exige dramatismo. “Son cuatro personas en el escenario, una pared de sonido que es muy fuerte, y siento que tu ‘fisicalidad’ debe estar a la altura de la música”, dice encogiéndose de hombros.

“… nunca nos acercamos a estos concursos como a una competencia”, sobre la participación de Måneskin en programas de TV.

Bata: Richard Anderson. Pantalones cortos y zapatos: Valentino. Calcetines: propiedad de Damiano.

Dan Jackson

Måneskin comenzaron como músicos en las calles, justo fuera del patio de cocoteros donde estamos hablando. Montones de encantadores videos en YouTube muestran al cuarteto, antes de la fama, abordando con virilidad covers de Stevie Wonder y su propio rock proto-Måneskin. (“Un poco como unos vagabundos”, señala David). En un local con el fabuloso nombre de Spaghetti Unplugged, unos cazatalentos los buscaron y los llevaron, en primer lugar, al X-Factor italiano. Gracias a este programa de televisión, consiguieron un EP con Sony Music que fue triple platino, lo que los llevó a San Remo, el festival de música que determina quién representa a Italia en el escenario internacional en Eurovisión. “Siempre funcionó porque nunca nos acercamos a estos concursos como a una competencia”, sentencia Damiano.

Esta actitud no anula el hecho de que estos fueron una serie increíblemente rápida de concursos que les cambiaron la vida y trajeron fama. La disposición de David ayudó: el provocador frontman parecía tener un talento sobrenatural para convertir en cine cada minuto de emisión de la banda en Eurovisión. Rara vez llevaba camisa. La entrepierna de sus pantalones se rasgó de forma explosiva. En una dramática fracción de segundo al final del espectáculo, una de las cámaras de Eurovisión captó a David inclinando la cara sobre una mesa en el camerino. Surgieron acusaciones de que estaba aspirando cocaína. Un locutor francés dijo a la BBC que había recibido un mensaje de texto urgente del presidente francés Emmanuel Macron, quien insistía en que Måneskin debía ser descalificado por el comportamiento de rock star de David. “Fueron afirmaciones infantiles y deshonestas”, dijo Damiano a The New York Times; “ofensivas y desconcertantes”, como lo expresó a Billboard. Hoy, agita las muñecas con un gesto de hastío. Una prueba de drogas voluntaria demostró que estaba limpio, y en entrevistas posteriores denunció esta mezcla de signo y significante. “Los estereotipos de ‘sexo, drogas y rock and roll’ son estúpidos y anticuados”, declaró a la revista Numéro. “Para nosotros, el rock es sobre todo música. No un estilo de vida”. En su discurso de aceptación en Eurovisión, Damiano David bramó su exabrupto al público, estrangulando el micrófono como si fuera un gran trozo de salami: “Sólo queremos decirle a toda Europa, a todo el mundo: ¡el rock and roll nunca muere!”.

“Para nosotros, el rock es sobre todo música. No un estilo de vida”, responde Damiano ante las críticas.

Camiseta de tirantes: Maison Margiela. Pantalones: Ann Demeulemeester. Aretes, collar y brazalete: Bvlgari.

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Damiano David: Animal del escenario

Ya sea vivo o muerto, hace mucho tiempo el rock and roll sigue siendo, en su forma más básica, más actitud que género. En el pasado, ciertas ideas estaban en juego: el anticomercialismo, el antagonismo con la cultura de masas, el desprecio de las normas establecidas. Estos valores ascendieron a algo así como el Valhalla a principios de la década de 1990, cuando el estertor de muerte del grunge apagó la llama del rock de estadio, y el hip-hop tomó el relevo como género musical disruptivo. Claro, el metal alternativo y el nu metal tuvieron sus años dorados, y los 2000 experimentaron un pequeño auge de las bandas favoritas de la crítica, algunas de las cuales cruzaron a la fama del pop (como Franz Ferdinand o The Strokes). Pero hoy en día, el rock en general vive lejos del centro de la cultura, y más aún desde que la economía del streaming vació la clase media de la música.

Måneskin aporta al rock la comodidad de la generación Z con las obligaciones de creación de contenido de la fama contemporánea, y la banda disfruta especialmente del espectáculo sartorial. Damiano ha aparecido en la Met Gala y se ha sentado en primera fila en la Semana de la Moda. Junto con el director creativo de Diesel, Glenn Martens, diseñó una colección cápsula que incluye una top trampantojo que le da a quien la lleva los tatuajes del pecho, la espalda y los bíceps de David. Para el lanzamiento de su tercer álbum, los cuatro integrantes de Måneskin se “casaron” en una ceremonia nupcial organizada por Spotify y oficiada por el actual director creativo de Valentino, Alessandro Michele, quien también ha diseñado vestuario para la banda. El cuarteto pronunció su “sí, quiero” ante Michele, quien los unió “en el nombre de Apolo, Elvis y Jimmy Page”. “Damiano es un gran intérprete, un animal del escenario”, me escribió Michele. “Su enfoque salvaje de la música me parece fascinante”.

Sin embargo, Damiano David no resolvió el deseo aparentemente generalizado de llenar un vacío del tamaño de Elvis o Led Zeppelin en nuestra cultura. En un síntoma revelador de la confusión entre lo que era el rock y lo que es ahora, nubes de desprecio, en especial por parte de la prensa estadounidense, se posaron sobre la banda. “Es absolutamente terrible en todos los niveles imaginables”, sentenció la crítica operística de Pitchfork acerca de Rush!, el álbum de 2023 de Måneskin. “Su éxito fue impulsado por los concursos de telerrealidad europeos, los algoritmos y la ventaja acumulativa... una banda que no solo usa Gucci, sino que Gucci la usa”. The New York Times hizo la pregunta principal: “¿Es Måneskin la última banda de rock?”, mientras que The Atlantic, casi como en un seguimiento, tituló su diatriba: “¿Esta es la banda que supuestamente está salvando el rock and roll?”.

“A los chicos cool no les gusta el rock”, sentencia Damiano sobre los gustos populares de ciertos géneros.

Tank top: Maison Margiela.

Dan Jackson

Para ser muy claros, Rush! es un triunfo kitsch del cock-rock (un estilo agresivo de rock interpretado por bandas masculinas) producido a medias por el superproductor sueco Max Martin, quien recubre la poesía demoledora del álbum (en su mayoría en inglés, pero con algunas canciones en italiano) con un lustre pop pulido. La sensibilidad Whitesnake all’italiana de Måneskin fue difícil de digerir para esta periodista. La visión más clara de la banda sobre la relación del rock con el espíritu de la época, descargada en la canción “Kool Kids”, quizás hizo que la píldora fuera aún más amarga: “A los chicos cool no les gusta el rock”, ladra Damiano con un acento cockney estrafalario. “Solo escuchan trap y pop”.

Ahora, al recordar con cariño su música pasada como si la hubiera escrito un poeta apreciado, David añade una anotación interesante a esta letra. “El pop ha adquirido un significado erróneo en los últimos años”, teoriza. “Pop significa popular. Si algo es fácil de digerir —no importa si es rock, techno o lo que sea— es pop. Nosotros éramos pop. Guns N’ Roses, hasta cierto punto, fueron el pop de su época”.

Este es un punto engañosamente sutil que los representantes más ruidosos de la generación X tardaron años en aceptar. El rock es una idea más amplia de lo que era en su desarrollo. Ya no es la rebelión que fue hace 70, 50 o 30 años. Sí, Måneskin evoca un millón de asociaciones rockeras: las repetidas lengüetadas a las Stratocasters, letras como “Oh, ma-mamma mia, spit your love on me”, un aire general de arrogancia. Pero su adopción de los productores pop más importantes y de la moda con mayúsculas, y su facilidad inherente para los videos cortos, hacen que el rock de Måneskin funcione estrictamente bajo las nuevas reglas del pop.

Durante mucho tiempo ha existido, sugiere David con un nivel de despreocupación que debería provocar una hernia a un esnob del rock, una relación porosa no solo entre el rock y el pop, sino entre el pop y todos los géneros. “Si firmas con un sello discográfico y subes tu música a plataformas [de streaming de música]”, dice mientras se termina su espresso, “eres pop. Haces pop para la gente”.

“Damiano es un gran intérprete, un animal del escenario”, opina Alessandro Michele sobre el cantante.

Camisa: Tom Ford.

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Caballero enamorado: el pop de Damiano David

El Damiano David que está fumando un tercer cigarro delante de mí es fastidiosamente difícil de no comparar con el David de mármol que está parado contrapposto en La Academia de Florencia, a unos 270 kilómetros de distancia de donde nos encontramos. Es sereno y un poco melancólico, un marcado contraste con la excesiva obsesión con el sexo de Måneskin.

En una entrevista a finales de 2024, Damiano dijo que era “más saludable” para los miembros de Måneskin perseguir sus intereses individuales. De ese modo, contó en el Zach Sang Show, el próximo álbum de la banda será “música que queríamos hacer y que nos divertimos haciendo”. Sin embargo, los fans guardaron luto por la ruptura de Måneskin: la gran cantidad de posteos sobre la pausa de la agrupación en el subreddit r/Måneskin, con miles de seguidores, ha hecho que los moderadores amenacen con eliminar cualquier hilo de Månnequins [como se les denomina a los fans de la banda] desesperados por el futuro del grupo. (Un comentario típico comienza así: “¡AHHHHHHHHHHHHHH!”).

Pero la tradición de las bandas que se separan es una experiencia natural, incluso canónica, para la mayoría de las personas que tocan música juntas. (Para más información, véase el destino de los Beatles, los Stooges y los Replacements). Una de las primeras decisiones que debe tomar un frontman de la talla de Damiano es si debe inclinarse hacia su antigua identidad o alejarse de ella. Las primeras señales indican que se reclinó casi horizontalmente.

En el video de su extasiante power ballad “Born With a Broken Heart”, uno de sus más recientes sencillos, David aparece conduciendo hasta un estudio de Hollywood en un Jaguar de los años 50 como los que tenía Clark Gable. Vestido con un holgado traje azul y un remilgado copete, mira a lo lejos mientras el plumaje rosa de sus bailarinas le roza la cara. Se parece a Omar Sharif con un tatuaje en el pecho, interpretando un estribillo (“Baby, you can’t fix me / I was born with a broken heart”) que encajaría tanto en el repertorio de Harry Styles como en el de The Killers. Mientras que la versión de Damiano David de Måneskin ocasionalmente se besaba con el compañero de banda más cercano en el escenario, el Damiano David pop parece tender al refinamiento.

“Queríamos canciones de amor sinceras, vulnerabilidad desde la perspectiva de un hombre”, comenta Sarah Hudson sobre su participación con el cantante.

Pantalón: Saint Laurent by Anthony Vaccarello.

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"… “además, [Damiano] es tan hermoso de ver”, añade Hudson.

Pantalón: Saint Laurent by Anthony Vaccarello. Guantes: Maison Margiela. Pulsera (en toda la sesión): Bvlgari.

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El pop es un género especialmente narrativo que requiere algunas victorias, algunos fracasos y muchas cuestiones del corazón. Este próximo álbum es, en resumen, la historia de un caballero italiano enamorado. Es una idea inteligente, retro y masculina, pero sin ser intimidante, con un aire europeo distinguido y sofisticado. “Lo que realmente quiero hacer es aportar esa clase y elegancia italiana”, dice. “Todo parece caro”.

Los créditos del álbum incluyen un elenco asesino de compositores y productores de primera categoría: Jason Evigan (cuyo currículum incluye colaboraciones con Justin Bieber y Maroon 5) y Sarah Hudson (Katy Perry, Dua Lipa). “Son dos películas diferentes”, dice Evigan sobre la transición de Måneskin al Damiano da solo. Tanto Evigan como Hudson trabajaron en parte de la música de Rush! Ambos tienen una relación íntima y única con el rock de Måneskin y, ahora, con el futuro de David. “Es tan fluido”, dice Hudson. “Queríamos canciones de amor sinceras, vulnerabilidad desde la perspectiva de un hombre”, afirma y luego añade: “además, [Damiano] es tan hermoso de ver”.

Lo que ambos parecen destacar en sus elogios sobre David es su facilidad para el melodrama, una cualidad que, casualmente, se encuentra justo en el centro del Diagrama de Venn entre el rock y el pop. El gran arte melodramático es abrumador; induce una deliciosa sensación de rendición a sus extremos. Por eso, como dice Evigan, “si Måneskin fuera algo así como [la película] The Crow”, el nuevo trabajo de Damiano “es como The Notebook mezclado con La Dolce Vita”.

“El pop ha adquirido un significado erróneo en los últimos años”, expresa Damiano sobre los géneros musicales.

Camisa: Saint Laurent by Anthony Vaccarello.

Dan Jackson

De vuelta en el patio del hotel, Damino David se mueve en su asiento. “Quiero mostrarle a la gente que no me tomo muy en serio”.

“Entonces”, le pregunto, “¿el Damiano pop es un poco caricaturesco?”.

Mmm… sí”, dice. Pero quiere que la proporción sea la correcta. “Cuando estoy en el escenario, por supuesto que soy yo, pero es una versión de mí y es un porcentaje”, explica. “Es lo que decido aportarle a la gente esa noche”. Se sienta y piensa en esto un momento. “Cuando interpreto rock”, dice despacio, “estoy muy enfocado en obtener algo del público. Con el pop, creo que es más para mí”.