Tu relación no va nada bien, nada se parece a lo que vivían juntos meses atrás, sin embargo, sigues con esa persona que no te hace feliz, pese al sufrimiento diario. La idea, que ronda por tu mente cada instante, es que cada uno tome su camino, así las cosas marcharían mejor.
Razones sobran, pero la realidad es que no das ese paso para dar por concluida la relación. Si te preguntas por qué lo haces, tal vez encuentres la razón en el estudio realizado por la Universidad de Utah, donde un grupo de científicos afirman que se debe a que crees que tu pareja en turno siente demasiada dependencia, por lo que si concluyes la relación (él o ella) podrían sufrir de más.
Se trata de mero altruismo y solidaridad, por eso no terminas esa relación fracturada. Esto quiere decir que, pese a lo que viven en pareja, te importa ser una persona amable y no lastimar a tu compañero(a). En sencillas palabras estás intentando ser empático con la situación y, como dirían por ahí, te pones en los zapatos del otro.
Los investigadores analizaron mediante dos estudios: el primero se realizó a parejas que tienen 10 semanas de noviazgo, mientras que el segundo se basó en seguir a 500 parejas del primer estudio durante dos meses más. Estas últimas, quienes perciben que la pareja está comprometida, tienden a aplazar la ruptura, a diferencia de quienes llevan poco tiempo de conviviencia.
Esta investigación solo arroja una razón más del porqué no concluimos una relación que no tiene futuro. Otros estudios han afirmado que hay otros motivos de por medio como el interés propio, el temor a la soledad, el fracaso, la dignidad y más.
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