Las relaciones son un mar inmenso, en el que destaca una frase clave que, por amarga que sea, es real: a veces, lo mejor es terminar una relación. Es difícil aceptar la verdad, ya que la historia, la religión, la literatura, el cine y, tal vez, la experiencia de otros, nos hace creer que “el amor es la respuesta” a todos nuestros problemas. Probablemente esto sea cierto (no siempre), sin embargo, en la vida puede haber razones por las que, a pesar del amor, romper una relación sea la opción correcta.
Incompatibilidad
En una relación, la incompatibilidad es el gran elefante de la habitación. Puedes intentar ignorarlo todo el tiempo que quieras, pero tarde o temprano se convertirá en escenario insoportable, y podrás despedirte de toda la vajilla y el cristal de la habitación en cuestión. Quizá, para evitar los problemas de pareja, sea conveniente definir mejor los aspectos en los que son incompatibles. Por supuesto, no se trata de tener diferentes gustos en cuanto a películas o deportes o equipos, etc. La incompatibilidad problemática es la que se refiere a los valores más importantes de la vida y a cómo los concibes. Las creencias religiosas, las opiniones políticas, el deseo (o la falta de él) de llegar al matrimonio y tener hijos son solo algunos ejemplos de incompatibilidad de pareja en las que vale la pena pensar, ya que se trata de cuestiones por las que pueden chocar tarde o temprano y en las que tal vez no puedan encontrar un compromiso mutuamente satisfactorio.
Tener opiniones y deseos diferentes no es en sí mismo algo malo, sino todo lo contrario. Frecuentemente, es precisamente a partir de las diferencias que se desarrolla el enriquecimiento como individuos que surge en las relaciones exitosas. Sin embargo, en las cuestiones existenciales más cruciales, el hecho de ser diferentes no altera la estima mutua, pero puede afectar seriamente a las necesidades de uno u otro. Si tú quieres tener hijos y tu pareja no, por ejemplo, significaría obligar a uno u otro a hacer o renunciar a una parte importante. Mejor abordar el elefante en la habitación antes de que se convierta en un toro: la incompatibilidad en los temas más relevantes podría ser una razón más que válida para terminar una relación, por el bien de ambos. Es doloroso, por supuesto, pero a la larga ambos se darán cuenta de que fue la decisión más respetuosa que pudieron tomar.
La necesidad de amor
Puede que estés en una relación en la que el amor es el ingrediente principal. Esto, por supuesto, es siempre cierto (o deseable en una pareja sincera), pero a veces puede ser confuso, por ejemplo cuando hay incompatibilidades importantes. Cuando encuentras a una persona que te quiere y te hace sentir apreciado y especial, es fácil que se te nublen cuestiones que quizás deberían valorarse con más claridad.
No es una falta, es más, es una actitud comprensible, pero estar enamorado del amor (y de lo que te hace sentir) no es suficiente para que una relación funcione, sobre todo a largo plazo. También porque el amor en sí mismo cambia y debe alimentarse con el tiempo: si no se comparte la misma forma de concebir la vida y el futuro, ¿cómo acercarse en lugar de ir por caminos diferentes?
Descuidar las incompatibilidades podría ser un indicio de que, efectivamente, estás enamorado del amor. Pero el miedo a estar solo o a no encontrar otra persona (más compatible) que te quiera tanto como tu pareja, no debería ser una razón para no terminar una relación. Simplemente, porque el amor es como la felicidad: no basta con desearlo y buscarlo para conseguirlo. Es mejor quererse a uno mismo (con su propia individualidad, empezando por su sistema de valores), de este modo, es mucho más probable que los demás te vean como eres y comprenda que buscan exactamente lo mismo.
Infidelidad
De hecho, la infidelidad es un motivo de ruptura bastante frecuente. Esto es cierto en teoría, porque en la práctica la situación es siempre mucho más complicada. Se han escrito ríos de tinta (o se han pulsado miles de millones de teclas de ordenador) y se han pronunciado palabras sobre esto. Los psicólogos y terapeutas de pareja no tienen una respuesta inequívoca. Lo que está claro es que la infidelidad en la relación determina un problema importante. En algunos casos, la pareja puede decidir cómo afrontarlo y superarlo. En otros casos, por ejemplo, cuando se convierte en algo constante o simplemente no se puede encontrar un acuerdo entre los dos miembros de la pareja en términos de perdón y de seguir adelante, tal vez la ruptura sea la única solución para la relación.
Aburrimiento y falta de pasión
En las relaciones de larga duración, en algún momento uno o ambos miembros de la pareja pueden experimentar aburrimiento, con o sin pérdida de pasión. Estas afecciones podrían ser señales de alarma de una crisis importante en la pareja, aunque no necesariamente. Desde el punto de vista fisiológico, las relaciones pueden experimentar periodos de “bajón” por motivos externos como el estrés laboral, problemas de salud, etc. o por motivos internos, como las peleas o la falta de libido, que afectan a todas las personas a lo largo de su vida y que no siempre están en orden.
Sin embargo, en estos casos, antes de pensar en terminar una relación, quizá sea mejor preguntarse por el alcance del problema, en términos de duración y gravedad, y “sentarse” con tu pareja para identificar las causas. Sobre todo, es conveniente hablar de ello, para entender si hay intenciones de resolverlo y cómo hacerlos, quizá acudiendo a terapia de pareja.
Artículo publicado originalmente en GQ Italia.