La electrificación de la industria automotriz no es solo un compromiso; es un cambio de paradigma. Para Holger Nestler, Presidente y CEO de Volkswagen de México, liderar esta transición va más allá de fabricar autos eléctricos, si no que abarca una transformación profunda en la industria automotriz y en la manera en que las personas entienden la movilidad. Durante una conversación reveladora, compartió cómo la electrificación, la sostenibilidad y una mentalidad de responsabilidad están moldeando el futuro de Volkswagen.
Una estrategia global con retos locales
Volkswagen de México es una pieza en una maquinaria global diseñada para enfrentar el cambio climático. Sin embargo, el contexto mexicano presenta desafíos particulares: una infraestructura de carga insuficiente y un mercado enfocado en vehículos accesibles. “México juega un papel crucial en nuestra estrategia, aunque el avance será gradual”, puntualiza.
El 85% de los autos que Volkswagen produce en México se exportan a Estados Unidos, un mercado que está acelerando su transición eléctrica gracias a políticas públicas y una infraestructura avanzada. Pero vender autos eléctricos en México requiere una preparación adicional. La instalación de estaciones de carga y la producción local de componentes son pasos imprescindibles. En 2025, Volkswagen dará un paso firme al introducir su primer modelo eléctrico en el mercado mexicano —el esperado Volkswagen ID.4—.
Nestler es consciente de que el costo es un obstáculo importante. “No tiene sentido importar componentes caros si queremos ofrecer precios accesibles. Hay que producir y abastecer localmente”, explica. La electrificación en México es un viaje de largo plazo, pero Volkswagen ya está en marcha.
Sostenibilidad: más allá del motor eléctrico
Nestler no pierde de vista el panorama completo. La sostenibilidad no se limita a cambiar motores de combustión por baterías. “No tiene sentido hablar de autos eléctricos si el proceso para fabricarlos no es sostenible”, afirma. La estrategia Regenerate+ de Volkswagen busca transformar toda la cadena de producción.
Un ejemplo es la nueva planta de pintura en México, la primera del mundo en funcionar completamente con electricidad. Este cambio elimina por completo el uso de combustibles fósiles. Pero una planta eléctrica solo es sostenible si la energía proviene de fuentes renovables. Por ello, Volkswagen de México se ha comprometido a operar con un 90% de energía renovable para 2025.
Más allá de las grandes cifras, hay acciones tangibles que reflejan este compromiso. En los últimos tres años, la compañía ha plantado más de un millón de árboles, lo que equivale a capturar 1.7 millones de toneladas de CO₂. Para Nestler, estas iniciativas son tan importantes como los vehículos que producen: “No se trata solo de fabricar autos, sino de cuidar el entorno y a las comunidades”.
Nestler está convencido de que el mayor desafío no es tecnológico, sino cultural. “Electrificar es solo una parte del camino. La verdadera revolución está en cambiar la mentalidad de las personas”, reflexiona. Entender por qué es crucial la movilidad eléctrica implica educar y concienciar a clientes y comunidades.
Volkswagen no solo busca vender autos, sino inspirar una vida responsable. Nestler lo explica con claridad: “Queremos que nuestros clientes comprendan que, al elegir un auto eléctrico, están tomando una decisión que beneficia al planeta”. Este compromiso se extiende a las comunidades donde opera la compañía. En México, Volkswagen ha invertido más de 50 millones de dólares en proyectos sociales durante las últimas dos décadas, beneficiando a más de medio millón de personas. Programas como el apoyo a jóvenes deportistas o iniciativas educativas en zonas vulnerables son ejemplos de cómo la compañía busca generar un impacto positivo más allá de sus productos.
Un futuro de oportunidades y retos
Cuando se le pregunta sobre los desafíos de la industria, Nestler no duda en señalar la necesidad de un mayor apoyo gubernamental para acelerar la transición hacia la movilidad eléctrica. Aunque reconoce que dejar atrás recursos tradicionales como el petróleo y el gas no es sencillo, pero insiste en que el tiempo para actuar es ahora.
A pesar de los obstáculos, Nestler mantiene un optimismo cauteloso. Para él, el verdadero éxito radica no solo en alcanzar los objetivos, sino en disfrutar el proceso y el impacto positivo que puede generar: “Es emocionante ser parte de este cambio. No solo estamos construyendo autos; estamos ayudando a moldear el futuro”.
Y si bien Nestler tiene la mirada puesta en el futuro, guarda un especial cariño por el pasado. Su modelo favorito es el Beetle, un ícono que marcó su infancia en Alemania del Este. “Es un auto con un diseño único, una verdadera obra de arte que refleja una época”, comenta con nostalgia.
En un mundo donde los autos comienzan a parecerse demasiado, Nestler ve en el Beetle un recordatorio del poder del diseño atemporal. “Hoy, los autos deben ser más que funcionales; deben contar una historia y conectar emocionalmente con las personas”, concluye.
Holger Nestler no solo lidera la transición de Volkswagen hacia un futuro más verde y sostenible; también redefine lo que significa ser una marca automotriz en el siglo XXI. A través de sus acciones y visión, busca demostrar que la industria automotriz puede ser un catalizador de cambio, no solo para los consumidores, sino para el mundo.